Hay gente que se enfada por un quítame allá esas pajas. En cuanto les pisan un callo, se encocoran, sacan el genio y montan la de San Quintín. Carecen de mesura, de templanza, de ese saber encajar las cosas tal como vienen, sin hacer de todo un drama.

Es lo que le pasa al futbolista Ronaldo, ése que un día fuera una de las estrellas del Real Madrid, a quien un pequeño malentendido le ha hecho acabar en comisaría en Brasil.

Resulta que andaba nuestro admirado jugador un tanto deprimido y decidió darse un garbeo por su tierra natal. para ver si levantaba un poco el ánimo. Y, para animarse, decidió contratar los servicios de tres prostitutas muy aparentes. Pero hete aquí que, al llegar a la habitación del motel, las tres preciosas damas resultaron ser tres travestis y nuestro admirado Ronaldo, sintiéndose estafado, montó el pollo del siglo y acabaron todos en el cuartelillo.

¡Hombre!, hay que reconocer que a cualquiera le molesta que le engañen. Resulta fastidioso que te den gato por liebre o que te vendan una burra coja. Que te tomen el pelo, vaya. Es completamente cierto que puede ser muy molesto.

Pero tampoco es para ponerse así, caramba. Si todos diéramos rienda suelta a nuestra indignación y acabáramos en comisaría cada vez que nos hacen quedar como primos, estarían las comisarias como el metro en hora punta. Abarrotás.

Fíjese usted en mí, por ejemplo, don Ronaldo. Yo voté a Rajoy pensando que era una cosa, y resulta que era la contraria. ¿Y vamos por eso a salir en los papeles Rajoy y yo? Pues no. Tengo cosas mejores que hacer que montar un numerito. Con darme cuenta de la engañifa y no dejarme embaucar de nuevo, ya tengo bastante.

Y yo tendría muchos más motivos que usted, don Ronaldo, para tomármelo a la tremenda, porque las cosas que hay en juego aquí son bastante más trascendentes que un simple desahogo fisiológico. Aquí lo que nos jugamos es el futuro del país. Y el que suponíamos paladín de nuestra causa ha resultado jugar para el equipo contrario. ¿Qué le parece, eh? ¿A que eso sí es importante, y no lo suyo, don Ronaldo?

A lo largo de los últimos cuatro años, a los sufridos votantes del PP les han estado vapuleando en todos los frentes. Les han detenido ilegalmente, han creado cordones sanitarios para expulsarles del sistema, les han restringido el derecho a expresarse en su propio idioma, les han hurtado la tutela judicial, les han robado la Constitución por la vía de los hechos consumados, les han negado la voz en la práctica totalidad de medios de comunicación. Y a todo eso, Rajoy ha estado sumido en un mar de dudas durante ese cuatrienio, sin saber qué hacer exactamente.

Pero al final se ha decidido, como en el chiste de Gila:

- Iba yo por la calle el otro día y había seis tíos atizándole a otro. Y yo me dije: ¿Me meto? ¿No me meto? ¿Me meto?

- ¿Y qué pasó?

- Pues que al final me metí, ¡y le dimos entre los siete una paliza que ni te cuento!

¡Ya ve usted cómo estamos, don Ronaldo! Nosotros sí que tenemos el futuro color de hormiga.

¿Pero vamos a montar por eso un tumulto? ¿Vamos por eso a perder la sonrisa?

No sería propio de nosotros.