Muchos no lo saben, pero España fue el primer país del mundo en imponer por ley la jornada laboral de 8 horas. Y fue gracias a una huelga general convocada por la CNT, el sindicato anarquista.

La Barcelona Traction, Light and Power Company era una compañía eléctrica radicada en Cataluña, a la que se conocía popularmente con el nombre de La Canadiense, porque el accionista principal era un banco de Toronto.

En esa empresa, varios de los trabajadores eventuales fundaron un sindicato en contra de los deseos de la dirección, motivo por el cual fueron despedidos ocho de ellos. En solidaridad con aquellos ocho compañeros que habían perdido sus puestos de trabajo, los 117 empleados de la sección de contabilidad de la empresa se declararon en huelga y marcharon hacia el gobierno civil de Barcelona el 5 de febrero, para pedir que el gobernador intercediera ante la empresa. La empresa respondió despidiendo también a esos 117 huelguistas, lo que prendió la mecha de uno de los conflictos laborales más duros que vivió la Barcelona de aquellos años.

El sindicato de La Canadiense pidió ayuda a la CNT y, tras fracasar los intentos de negociar con la empresa para la readmisión de los despedidos, toda la plantilla se declaró en huelga, comenzaron los cortes de suministro eléctrico en Barcelona y se realizó el llamamiento a la huelga general. Era el 21 de febrero de 1919.

Dos días más tarde, el 23 de febrero, la otra empresa de suministro eléctrico de Barcelona se declaraba también en huelga. El día 26 lo hacían las compañías de agua y electricidad. El 3 de marzo se sumaban los trabajadores de la central eléctrica de San Adrián del Besós. El 70% de la industria catalana quedó paralizada.

El gobierno reaccionó militarizando las empresas huelguistas, pero muchos trabajadores se negaron a acatar la orden de militarización. Más de mil obreros fueron encarcelados y se declaró el estado de guerra el 12 de marzo.

Sin embargo, la situación se había ido ya de las manos y el 17 de marzo el gobierno aceptó abrir negociaciones con los huelguistas, consiguiéndose un acuerdo en solo dos días. Ese acuerdo incluía la libertad para los detenidos, la readmisión de los despedidos, mejoras salariales y aquel decreto limitando la jornada laboral al que le cabe el honor, como decía al principio, de ser la primera ley del mundo en promulgar la jornada de 8 horas. El decreto lleva fecha de 3 de abril de 1919.

La conflictividad laboral no se detuvo allí, como tampoco había empezado allí. La huelga general de La Canadiense se enmarca dentro de uno de los períodos más negros de la historia de España y de Cataluña: entre 1917 y 1923, la sangre corrió a raudales por las calles de Barcelona, que vivió el enfrentamiento entre el terrorismo anarquista y los gángsteres contratados por la patronal catalana para asesinar sindicalistas. Raro era el día en que no había algún muerto. Pero eso será materia de otro editorial.

Hoy me quería fijar simplemente en el hecho de que España fue la pionera en la imposición de la jornada laboral de 8 horas. Pero eso ni lo sabe la mayoría de la gente, ni tampoco (lo que es más curioso) se conmemora de forma solemne por parte de la izquierda, ni de los sindicatos oficiales. Supongo que porque quien realizó esa conquista fue la CNT y quien la promulgó fue un gobierno monárquico liberal presidido por el Conde de Romanones. Por cierto, aquella cesión en materia social ante la CNT le costaría el puesto a Romanones, por presiones del ejército y de la burguesía catalana (que exigían mano dura con los obreros), tan solo doce días después de la firma del decreto de las 8 horas.

Independientemente de lo sangrientos que fueran aquellos años, la jornada laboral de 8 horas constituye sin duda una de las principales conquistas sociales del siglo XX. ¿No sería hora de empezar a presumir de algo en lo que nuestra Nación fue pionera y conmemorar como se merece esa fecha del 3 de abril?