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Maite Nolla

Siempre me quedarán Los Soprano

En relación a los presos políticos en Cuba, en el mismo canal se dijo que "el número de presos ha bajado de doscientos treinta y cuatro a doscientos veintinueve". Aperturismo del bueno.

Este verano me he agenciado la colección completa de Los Soprano, un manual muy útil para los que quieran dedicarse a la política, especialmente en Cataluña. Lejos de lo que pudiera parecer, es mucho más instructiva que El ala oeste de la Casa Blanca. Es que, francamente, no me imagino a Montilla en el papel de Jed Bartlet.

Entre capítulo y capítulo, he oído que Fran Llorente ha dicho que una de sus prioridades va a ser el canal 24 horas de televisión española, lo cual, teniendo en cuenta los antecedentes, puede dejar a las chicas de La Sexta como unas peperas de tres al cuarto. Les cuento; el primer sábado de los Juegos, en el canal 24 horas se dio la noticia de que la policía colombiana había detenido a cinco criaturitas dispuestas a practicar la eutanasia explosiva a no menos de seis objetivos directos y, eventualmente, a todo aquel que tuviera la mala idea de pasar ese día por otros tantos edificios oficiales. La redactora de televisión española acompañó la noticia con unas amables palabras dedicadas al cabecilla, recordando su papel de "embajador de las FARC" en no sé qué negociaciones. Posteriormente, reprodujeron íntegro el discurso del fulano, llamando asesino y terrorista a Uribe, algo así como sucede en la jaula para terroristas de la Audiencia Nacional. Y la redactora le puso la guinda al pastelón diciendo de Uribe lo siguiente: "Es un presidente de línea dura que ha adoptado una política agresiva". ¿Qué tal? Si privilegiamos más, no vamos a tener hueco suficiente en la extrema izquierda revolucionaria.

Pero es que hace poco, en relación a los presos políticos en Cuba, en el mismo canal se dijo que "el número de presos ha bajado, de doscientos treinta y cuatro a doscientos veintinueve". Aperturismo del bueno. No se especificaba si la más que notable reducción se debía al traspaso o al fallecimiento, o a que habían ingresado a menos de los que habían licenciado.

Curiosamente, esta forma de proceder se explica muy bien viendo el debate que mantuvo el colaborador de este periódico Horacio Vázquez-Rial con un senador de Izquierda Unida en CNN+ sobre la figura del Che. Como reconoció el senador, para una parte de la izquierda esos personajes liberticidas son entrañables y tuvieron su parte buena. Incluso orgulloso, contó que su hijo lleva una camiseta del Che a la "uni". Me gustó la táctica de Horacio, que reconoció que eso era exactamente así y que él mismo lo había padecido en su mocedad. Dejó que el otro se confiara y en el tiempo de descuento le recordó muy sutilmente que legitimar al Che es legitimar a la ETA y, en general, el terrorismo. Eso pilló descolocado al senador, que recurrió a un discurso de alta talla intelectual, llamando asesinos a los Estados Unidos en general y todo lo habitual que se acompaña en estos casos. ¡Bravo por Horacio!

Al final la cuestión se reduce a que todos estos hiper legitimados democráticamente nos dan lecciones a los que no sentimos ninguna simpatía por ningún dictador o terrorista por muy de derechas o muy de izquierdas que fuera. Y en Cataluña pasa lo mismo; los que llevan flores a la tumba de Guifré el Pilós nos dan lecciones de catalanidad a los que nos acordamos de Tarradellas. Sigo conLos Soprano.

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