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Max Boot

No se fían de Obama

El daño infligido por esta Administración llevará años en ser reparado.

El daño infligido por esta Administración llevará años en ser reparado.

El presidente Obama ha estado tratando de reorientar la política norteamericana en Oriente Medio. Se está retirando, y cerrando -o haciendo ver que cierra- acuerdos con viejos enemigos de Estados Unidos, como Siria e Irán. Además, cada vez parece más dubitativo e indeciso, un problema que queda de manifiesto en su indecisión respecto a bombardear o no Siria. Estos hechos puede que no tengan demasiado impacto en la opinión pública doméstica, centrada en la economía y en la crisis presupuestaria, pero sí lo tiene en nuestros aliados, cada vez más preocupados por la deriva de la política estadounidense.

Arabia Saudí está haciendo patente su preocupación. Según el Wall Street Journal, "el jefe de la inteligencia saudí [el príncipe Bandar ben Sultán al Saud] comentó a diplomáticos europeos el pasado fin de semana que planea reducir la cooperación con Estados Unidos para armar y adiestrar a los rebeldes sirios, como protesta por la política regional de Washington". Este hecho se produce sólo días después de que los saudíes decidieran no aceptar un codiciado puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por cuya obtención había presionado Estados Unidos.

¿Cómo explicar la actuación de los saudíes? Según el Journal, la cuestión es "la frustración de Riad con la Administración Obama y sus políticas regionales, incluida la decisión de no bombardear Siria como respuesta a su supuesto empleo de armas químicas en agosto". El periódico cita las palabras de Bandar a los diplomáticos:

Esto era un mensaje para Estados Unidos, no para la ONU.

Todo esto tiene lugar no mucho después de que saltara la noticia de que el servicio de inteligencia turco, colaborador de la CIA durante mucho tiempo, delató a una red de iraníes que espiaba para Israel sobre el programa nuclear de la República Islámica. Esto no habría pasado si los turcos temieran verdaderamente una respuesta del amigo del primer ministro Erdogan, el presidente Obama.

El hecho de que los turcos y los saudíes actúen de esta forma sugiere que desprecian cada vez más la política exterior estadounidense y tienen menos consideración por la influencia de Norteamérica en la región que en el pasado. Eso forma parte del daño infligido por la Administración Obama; un daño que llevará años reparar, suponiendo que se elija a un dirigente más duro y enérgico en 2016.

© elmed.io / Commentary

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