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Pablo Molina

Casado, no te rajes

Hombre, Pablo, para hacer lo mismo que Rajoy ya teníamos a Soraya, que además se conoce el funcionamiento de la Administración pública mucho mejor que tú.

Hombre, Pablo, para hacer lo mismo que Rajoy ya teníamos a Soraya, que además se conoce el funcionamiento de la Administración pública mucho mejor que tú.
EFE

Pablo Casado representa la esperanza de que el Partido Popular vuelva a la senda racional que Rajoy abandonó formalmente en aquel mitin celebrado en Elche en 2008, cuando señaló la puerta a los liberales y otras gentes de buen vivir. Rajoy se convirtió en presidente del PP con esa premisa tan descriptiva; una década después, Casado le ha sucedido defendiendo todo lo contrario. No debería rectificar.

Pero eso es lo que parece que va a hacer, pues ha empezado a justificar futuras subidas de impuestos como consecuencia de la desastrosa política económica de Iglesias, que es quien maneja el cotarro en España. Casado advierte de que si los Presupuestos de Iglesias salen adelante le será muy difícil poner en marcha su anunciado plan de reformas, basadas fundamentalmente en la reducción del gasto público y de la presión fiscal.

Casado incluso ha puesto como ejemplo a Rajoy, que en 2011 machacó a impuestos a todos los españoles para tratar de evitar la quiebra gestada por Zapatero porque, siguiendo los planes de Montoro, prefirió destruir a la clase media antes que plantear un ambicioso plan de recortes del gasto político, especialmente del autonómico. Pues bien, Casado, que con la elección para puestos clave de su equipo ha sucumbido voluntariamente al influjo montoril, parece dispuesto a hacer lo mismo si llega al poder tras las próximas elecciones generales (en caso de que el doctor las convoque alguna vez).

Hombre, Pablo, para hacer lo mismo que Rajoy ya teníamos a Soraya, que además se conoce el funcionamiento de la Administración mucho mejor que tú. No es momento de dar pasos atrás y descafeinar un programa de Gobierno sólido y regenerador como el que nos has anunciado. Al contrario, la constatación de que la izquierda es ruinosa y su política, suicida debería ser un acicate para insistir aún más en las virtudes de las recetas liberal-conservadoras, basadas fundamentalmente en el respeto a la propiedad privada, un Estado austero, seguridad jurídica y libertad económica.

Si la revolución liberal que llevas anunciando desde el verano va a quedar para mejor ocasión simplemente porque los socialistas son una catástrofe con coleta, mejor no te presentes a las elecciones y que siga el doctor Sánchez cuatro años más, que a su churri le hace mucha ilusión.

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