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Pablo Molina

Putin en la ONU

El eje Moscú-Teherán-Damasco refuerza su apuesta por el dominio de Oriente Medio.

El eje Moscú-Teherán-Damasco refuerza su apuesta por el dominio de Oriente Medio.

La intervención militar de Rusia en territorio sirio para defender a su aliado, Bashar al Asad, es en estos momentos la principal preocupación de EEUU y los países árabes, que ven cómo el eje Moscú-Teherán-Damasco refuerza su apuesta por el dominio de Oriente Medio. Putin ha decidido volver a poner a Rusia en ese escenario, del que llevaba apartada (o discretamente presente) varias décadas.

Moscú ha construido una base aérea en uno de los bastiones de Asad, sobrevuela con aviones no tripulados las zonas donde operan los grupos rebeldes y ha comenzado a realizar bombardeos selectivos aludiendo a la necesidad de combatir el califato terrorista de Bagdadi. Todo esto mientras la ONU celebraba su Asamblea General, con participación de todos los actores implicados en los conflictos de Oriente Medio. Precisamente por eso, las palabras de Putin en ese foro merecen ser analizadas.

El presidente ruso comenzó su discurso recomendando a los presentes que aprendan las lecciones del pasado. Él ya lo habría hecho respecto a la Unión Soviética, a pesar de que nunca ha renunciado, precisamente, a su pasado como agente del KGB:

Todos deberíamos recordar las lecciones del pasado. Por ejemplo, nosotros recordamos ejemplos de nuestro pasado soviético, cuando la URSS exportó experimentos sociales y presionaba para hacer cambios en otros países por razones ideológicas, lo que a menudo llevó a trágicas consecuencias y provocó degradación en lugar de progreso.

Respecto al Estado Islámico, Putin dice que no es un grupo que haya surgido espontáneamente, de la nada, sino que fue "inicialmente desarrollado como un arma contra los viejos regímenes indeseables"; se ha establecido en amplias regiones de Siria e Irak, y ahora se expande agresivamente a otras zonas. Al habla Putin:

En estas circunstancias es hipócrita e irresponsable hacer declaraciones sobre la amenaza del terrorismo y al mismo tiempo cerrar los ojos a los canales usados para financiar y apoyar a los terroristas, incluidos los ingresos por tráfico de armas y drogas, y la venta ilegal de crudo.

En cuanto a su papel en ese escenario, Putin trató de tranquilizar a los presentes asegurando que su intención es simplemente prestar asistencia a los Gobiernos regionales para combatir al terrorismo:

Rusia se ha opuesto firmemente al terrorismo en todas sus formas. Hoy proporcionamos asistencia técnica y militar a Irak, Siria y a otros países de la zona que combaten a los grupos terroristas. Creemos que es un gran error rechazar la colaboración con las autoridades y las fuerzas gubernamentales que valientemente combaten al terrorismo sobre el terreno.

En concreto, el Estado ruso sabría qué fuerzas son las que luchan de verdad contra la amenaza terrorista islámica, de ahí su deseo de colaborar con ellas.

Finalmente, deberíamos admitir que las fuerzas gubernamentales del presidente Asad y las milicias kurdas son las únicas que realmente están combatiendo a los terroristas en Siria. Sí, somos conscientes de todos los problemas y conflictos en la región, pero tenemos que considerar definitivamente la actual situación sobre el terreno.

Putin niega que su objetivo sea hacer presa sobre la región.

No se trata de las ambiciones de Rusia, queridos colegas, sino del reconocimiento del hecho de que ya no podemos tolerar el actual estado de cosas en el mundo.

A grandes rasgos, el objetivo de Rusia en la zona es, asegura,

ayudar a restaurar las instituciones de gobierno en Libia, apoyar al nuevo Gobierno de Irak y prestar asistencia integral al Gobierno legítimo de Siria.

Los conceptos utilizados son tan amplios que permitirían a Putin realizar todo tipo de acciones que preserven a los aliados de Moscú en la zona. Habrá que estar atentos al desarrollo de los acontecimientos.


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