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Pedro Fernández Barbadillo

El PSOE, más radical que sus votantes

El PSOE tiene una militancia mucho más radical y extremista que sus votantes.

El PSOE tiene una militancia mucho más radical y extremista que sus votantes. Lo vimos en el debate entre los tres candidatos a la Secretaría General: Estado federal, aceptación del derecho de autodeterminación en Cataluña, concesión de la nacionalidad a los supuestos descendientes de los moriscos, supresión de la educación concertada, reforzamiento de la ideología de género

Muchos atribuyen este sentimiento a los años de Zapatero, secretario general desde 2000, pero la realidad es que el PSOE reflotado en los años 70 por la socialdemocracia alemana y los servicios secretos del régimen franquista tenía unas carencias ideológicas que lo alejaban del SPD alemán o el Labour británico que los jóvenes alzados por el dinero de la Fundación Ebert y los agentes de los militares colmaban con enardecimiento, consignas y adanismo.

Un repaso a los programas, las declaraciones y los comportamientos de los socialistas de entonces muestra una gran similitud con las propuestas de Podemos y explica la buena relación de parte de la antigua cúpula del PSOE con los Iglesias y Errejón.

Insultos a los israelíes en Suresnes

Entre las resoluciones del Congreso de Suresnes, celebrado en 1974, encontramos este punto en el apartado sobre Nacionalidades y Regiones.

El PSOE se pronuncia por la constitución de una República Federal de las nacionalidades que integran el Estado español por considerar que esta estructura estatal permite el pleno reconocimiento de las peculiaridades de cada nacionalidad y su autogobierno a la vez que salvaguarda la unidad de la clase trabajadora de los diversos pueblos que integran el Estado español.

En ese Congreso, muchos delegados estaban más cerca de formar una turba antisemita que la dirigencia de un partido socialdemócrata europeo, según este testimonio de Pablo Castellano (Yo sí me acuerdo):

La OLP, los sandinistas y el Frente Polisario merecían más aplausos que el propio Mitterrand, Olof Palme, Nenni o Michael Foot. Es más, la aparición del representante del Partido Laborista israelí en la tribuna fue destacada con una sonora pitada proveniente de las huestes del futuro número uno (Felipe González), en concordancia con la posición posteriormente adoptada en un Congreso de las Juventudes Socialistas, de las que era secretario general un estrecho colaborador de don Alfonso Guerra; a dicho Congreso se invitó al delegado de las Juventudes Socialistas israelíes, pero cuando lo tuvieron allí le rogaron que se fuera para evitar que fuera expulsado (¡!).

Para acompañar tan hospitalario gesto, las escaleras de acceso al local se habían llenado de pintadas en las que se equiparaba la estrella de David con el anagrama de las SS.

El primer congreso que los socialistas celebraron en España después de la guerra, en noviembre de 1976, definió así al partido en su resolución política:

El PSOE, se define como socialista, porque su programa y su acción van encaminados a la superación del modo de producción capitalista, mediante la toma del poder político y económico y la socialización de los medios de producción: distribución y cambio por la clase trabajadora.

Somos un partido de clase, en cuanto aprendemos y luchamos por el proyecto histórico de la Clase Obrera: la desaparición de la explotación del hombre por el hombre y la construcción de una sociedad sin clases.

El columnista de ABC Ignacio Ruiz Quintano dice que a él Pablo Iglesias nunca le ha asustado, porque

en la Complutense del 76 había al menos media docena de Iglesias por aula: más leídos (entonces todavía se leía) y con más coleta (entonces todavía había mili).

Y además Felipe González anunciaba la revolución:

Pablito Iglesias es la versión siglo veintiuno de Felipe González, aunque González soltaba muletillas revolucionarias más terribles y se ponía un gorro de oso para viajar a Moscú con Guerra, Boyer y el Guti para ver a Breznev, que luego no los recibía.

'Autocrítica' a Boyer por repudiar el marxismo

Sobre economía, el PSOE que se afilaba las uñas para abandonar los cien años de honradez se declaraba autogestionario:

Declaramos que la sociedad socialista que preconizamos tendrá que ser autogestionaria. Las Nacionalizaciones y la Planificación no suponen necesariamente el socialismo.

Miguel Boyer, uno de los escasos cerebros que tenía el PSOE, salió del XXVII Congreso elegido secretario de la Ejecutiva Federal para el área económica, pero estuvo tan en desacuerdo con el documento sobre economía que dimitió y renunció a su carné del PSOE; se afilió al partido socialdemócrata de Francisco Fernández Ordóñez.

Pasados seis meses, regresó al PSOE. Su biógrafo, José Luis Gutiérrez (Miguel Boyer. El hombre que sabía demasiado), cuenta que pasó una autocrítica. Tuvo que pedir la admisión a la agrupación de Chamartín (Madrid), cuyos miembros debatieron sobre la conveniencia o no de perdonarle, con él delante.

Boyer asistió mundo, sin intervenir, a un debate en el que personas como Juan Manuel Kindelán o Carlota Bustelo defendieron sus posturas frente a los sectores más radicales del partido, que le echaron en cara sus pronunciamientos sobre el marxismo (…) El largo y duro debate, en el que tuvo enfrente a los sectores más radicales de la agrupación, gente procedente de las Juventudes Socialistas y de la UGT, se coronó con una votación en la que Boyer obtuvo 170 votos frente a los 100 que se manifestaron contrarios a su readmisión.

¿'Nafarroa Euskadi da'? ¡Qué más da!

En 1978, durante el debate de la Constitución, los socialistas vascos y navarros participaron en la manifestación del Aberri Eguna, junto con el PNV, la extrema izquierda y toda la constelación de fuerzas abertzales. Al frente, una pancarta con el siguiente lema: "Autodeterminación en la Constitución. Aberri Eguna 1978. Estatuto de Autonomía Nacional". Y uno de los que la sujetaba era José María Benegas.

En esos años siniestros, los socialistas no sólo celebraban el Aberri Eguna, fiesta inventada por los abertzales, sino que pedían la autodeterminación y eran partidarios de la inclusión de Navarra en la naciente Euskadi. El PSOE de Navarra se fundó en junio de 1982, cuando la agrupación socialista navarra, hasta entonces incluida en el Partido Socialista de Euskadi, se segregó de éste.

La causa no fue un debate ideológico o histórico, ni la reclamación de las bases navarras, sino el simple cálculo electoral. Para ganar las elecciones en una provincia donde la UCD había sido superada por una escisión, UPN, que arrollaba con su discurso navarrista y antiabertzale, los dirigentes socialistas Gabriel Urralburu (luego encarcelado por corrupción), Víctor Manuel Arbeloa y Carlos Solchaga decidieron ser navarristas, como antes habían sido vasquistas. En 2015, si para gobernar es necesario volverse vasquistas, ¿alguien duda de que lo harán?

Felipe nos iba a sacar de la OTAN

El paradigma de la radicalidad y, a la vez, del oportunismo ideológico del PSOE es su postura sobre el ingreso de España en la OTAN. En 1976 el partido se declaraba por la neutralidad absoluta (de la que había sacado a España el régimen franquista mediante los acuerdos con EEUU, luego renovados por el Gobierno de González), el desmantelamiento de todas las bases militares en suelo español (o sea, las de la OTAN) y por superar el enfrentamiento entre bloques.

En un mitin multitudinario celebrado en la Complutense en 1981, cuando el Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo preparaba el ingreso en la organización de defensa militar de Occidente, Felipe González fue presentado así:

Él será quien próximamente, y que sea muy pronto, nos saque de la OTAN.

Menos de cinco años después, una vez en el poder, González hizo campaña a favor del sí para la permanencia de España en la OTAN. En una entrevista en El País, González reconoció que no sabía nada de la OTAN antes de ser presidente del Gobierno.

Me tomé dos años, 1983 y 1984, y después de dos años de conocer la Alianza, de estudiar los problemas por dentro, propuse una política de defensa, el llamado decálogo. Creo que los intereses de España se defienden mejor permaneciendo en la Alianza. Nuestra anterior valoración sobre la Alianza y sobre su funcionamiento no era correcta.

Lo misma da carne que pescado, OTAN, de entrada no que En interés de España, OTAN sí, mientras mandemos.

Éste es el elogiado por los despistados desde los años de la Restauración posibilismo del PSOE. El único principio inmutable de los socialistas es el acceso al poder.

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