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Presente y pasado

Rushdie plantea un problema

Salman Rushdie: "Casi todos mis amigos son ateos, y yo no soy una excepción. Si analiza la historia, constatará que la capacidad para distinguir el bien del mal siempre ha precedido a la llegada de cualquier religión. Las religiones fueron ideadas más adelante por el ser humano como un vehículo para expresar ese tipo de ideas. Ahora bien, por lo que a mí respecta, no necesito ningún árbitro supremo y sagrado para vivir como un ser moral."

Así planteado el problema, daría lo mismo ser ateo o creyente, pues en ambos casos el hombre podría vivir "como un ser moral". Unos, al parecer, precisan para ello un ser supremo, y otros no. Eso sería todo, aunque los ateos tendrían la ventaja de apoyarse en la razón y descartar una creencia indemostrable.

Ahora bien, aun dejando aparte la experiencia histórica del ateísmo ideológico, podríamos preguntarnos qué sentido tendría la "moral" atea. La fe, como diría el camarada Guillermo, es, en definitiva, la confianza en el sentido de la vida, y ella daría contenido a la moral. Si prescindimos de un ser superior, fundador del sentido, tendríamos que buscar ese sentido en la mera conducta humana.

Pero la conducta humana se nos presenta como un gigantesco embrollo de intereses contradictorios y acciones inconexas. La moral, en el mejor de los casos, sería una convención pasajera e inestable de intereses, sin otro fundamento final que la mayor fuerza de alguno de ellos. El sentido lo daría la fuerza, nunca suficiente, por otra parte, para someter a los espíritus fuertes. Y todo, ¿para qué? No solo estaría garantizada la inestabilidad permanente, sino también el sinsentido final: "Una historia de ruido y de furia, contada por un necio y que nada significa", como hace decir Shakespeare a Macbeth cuando este ve acercarse su ruina. El arte y la literatura occidentales del siglo XX, tan ligadas a "la muerte de Dios", manifiestan esa desesperanza: en definitiva, la vida humana sería un absurdo.

No queda claro si Rushdie pretende que la gente era "moral", pero atea, antes de la formación de las actuales religiones. Ciertamente no ocurrió así. Las religiones sólo son el desarrollo del espíritu religioso que ha acompañado siempre al hombre, en estrecha conexión con la moral. El ateísmo también es muy antiguo, pero muy reciente como ideología algo sistemática. Su promesa de fundamentar una moral superior y más racional o científica no se ha cumplido hasta ahora, muy lejos de ello. Y su racionalidad da la impresión de conducir derechamente al absurdo.

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Lástima que Dalmacio Negro ya no escriba en la prensa diaria. Sus artículos servían de contrapeso a la banalidad ambiente. Merecedores de discusión, pasaban casi inadvertidos en el paraíso de intelectualidad inane. Y no mal pagada.

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