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EDITORIAL

La diplomacia de Blair y el cinismo de ZP

Para justificar políticas que han beneficiado objetivamente a los terroristas –tanto islámicos como etarras-, ZP emplea unas expresiones vagas y atractivas que cualquier persona con “sentido común”, como diría Blair, está dispuesto a darles la bienvenida

Ni el cínico lenguaje de Zapatero, ni el cortés y diplomático con el que Blair le ha recibido en Downing Street, deberían ser utilizados por los medios de comunicación españoles para manipular y ocultar las enormes diferencias que, desgraciadamente, separan a ambos dirigentes europeos. Que Zapatero apoye de “forma absoluta” al Gobierno británico en su guerra contra el terrorismo, o que Blair respalde la “Alianza de Civilizaciones”, lamentablemente no quiere decir nada, por la sencilla razón de que ambos dirigentes piensan en cosas distintas cuando pronuncian u oyen las mismas palabras.
 
Si por “Alianza de Civilizaciones” hay que entender, tal y como hace Blair, “el sentido común de esperar que gente civilizada, de países musulmanes y no musulmanes formen una coalición contra el terrorismo”, habrá que decir que flaco favor a ese objetivo le hizo Zapatero cuando hizo oídos sordos al gobierno iraquí y a cuantos gobiernos aliados respaldan con sus tropas la democratización que tratan de abortar los terroristas en Irak. ¿Qué gobierno considera ZP mejor para sumarse a esa "Alianza de civilizaciones", el democrático que trata de consolidarse en Irak o el que imperaba con el genocida de Sadam?
 
Si por “apoyo absoluto” al Gobierno británico en su lucha contra el terrorismo islámico, hay que entender que Zapatero respalda la forma en que Blair ha reaccionado tras el 7J, no se entiende, entonces, por qué el presidente no aplica las mismas medidas políticas y legislativas en nuestro país. Tampoco entendemos, entonces, las críticas que, desde Londres, ha dirigido ZP al presidente del Tribunal Supremo español, quien ha tenido la valentía moral y la lucidez intelectual de respaldar al gobierno británico y de enmarcar la reciente muerte de un sospechoso de terrorista suicida en la guerra contra el terrorismo.
 
Utilizando de excusa el innegable hecho de que no asistimos a una “guerra convencional”, Zapatero se niega a admitir, lisa y llanamente, que los terroristas islámicos nos hayan declarado la guerra. Parece instalado en la creencia de que el terrorismo islamista y suicida es también un problema de delincuencia.
 
Lo grave de ZP es que, para justificar políticas que han beneficiado objetivamente a los terroristas –tanto islámicos como etarras-, emplea un lenguaje vago y unas expresiones atractivas que cualquier persona con “sentido común”, como diría Blair, está dispuesto a darles la bienvenida. De hecho el presidente español, con su expresión de “Alianza de Civilizaciones” no hizo más que plagiar la que hiciera en 1998 el presidente iraní Jatamí, quien, también ante la ONU, propuso un “Diálogo de Civilizaciones”.
 
También a ZP le gusta la palabra “diálogo”. Y a Blair. Y a Bush. Sólo que ZP lo utiliza para embellecer la negociación y la política de apaciguamiento con los terroristas. De hecho, hasta el terrorista del 11-M El Egipcio invocó el “diálogo con los árabes” cuando alabó a Zapatero.
 
Que los terroristas o tiranos fundamentalistas distorsionen a su favor el lenguaje es algo normal. Que lo hagan los medios de comunicación occidentales o el presidente de nuestro gobierno para tratar de mantener una equidistancia entre los terroristas y nuestra civilización es una vergüenza.
 
Como dijo recientemente el colombiano y profesor de Oxford, Eduardo Posada Cambo, “No estamos ante un simple juego de palabras, sin consecuencias prácticas. Detrás de todo lenguaje hay principios. Y ceder del todo y sin reservas en el lenguaje, cuando está de por medio la democracia y la libertad, es abrirle espacios no a la paz sino a la tiranía”

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