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Amando de Miguel

Discrepancias con don Pancracio

Sostiene don Pancracio que lo de "persona humana" es un término que "resulta chocante, cuando no redundante". No estoy de acuerdo. Los pleonasmos pueden ser útiles para subrayar la intención del discurso.

Acabo de leer un libro fascinante, el de Pancracio Celdrán Gomariz, Hablar con corrección: Normas, dudas y curiosidades de la lengua española. El autor mantiene un programa en Radio Nacional de España muy parecido a este corralillo de las palabras. No voy a entretenerme en reafirmar los muchos puntos con los que estoy acorde. Merecerá más la pena que me detenga un momento en suscitar las discrepancias que mantengo con el libro en cuestión. Puede que sean solo de matiz o producto de una lectura demasiado rápida por mi parte, pero ahí van como estímulo para los libertarios.

Ya sé que algunos corresponsales no están de acuerdo con la etiqueta de "lenguas regionales" que doy al catalán, vasco y otras lenguas españolas, habladas solo en una parte del territorio español. Pero don Pancracio las llama "lenguas peninsulares". Hombre, no. El portugués es también de la península Ibérica y, si me apuran, el inglés de Gibraltar. Por otra parte, ¿lo de "peninsulares" excluiría el mallorquín, menorquín e ibicenco?

A propósito de la locución "leve mayoría", don Pancracio opina que se trata de una incorrección. Razona: "Hay que decir que la mayoría es siempre la misma: la mitad más uno". No estoy de acuerdo. Desde luego, la mayoría equivale a la parte más numerosa de un conjunto. Cuando el límite está cerca de "la mitad más uno" hablamos de mayoría simple por contraste con la mayoría cualificada (amplia, aplastante, etc.) en la que esa parte más numerosa resulta definitiva. La distinción no es caprichosa. En las asambleas parlamentarias o de otro tipo unas veces se permite el mínimo de la mayoría simple para aceptar un resultado y otras se exige una mayoría cualificada, por ejemplo, de dos tercios. En el lenguaje corriente no es lo mismo la estricta "mayoría simple" de la mitad más uno que una "leve mayoría" (sin llegar a los dos tercios) o la "Inmensa mayoría". Se puede llegar incluso a la "práctica totalidad", es decir, "casi todos". No son términos ociosos.

Sostiene don Pancracio que lo de "persona humana" es un término que "resulta chocante, cuando no redundante". No estoy de acuerdo. Los pleonasmos pueden ser útiles para subrayar la intención del discurso. En este caso es legítimo decir "persona humana", por lo que excluye la referencia a las personas divinas o a las personas jurídicas.

Dictamina don Pancracio que la construcción "en orden a" no es correcta, es mostrenca. En su lugar, habría que decir simplemente "para". No estoy de acuerdo. Bien está ahorrar palabras, pero el uso determina que "en orden a" sea una locución correcta, por lo menos en un texto formal o solemne. El diccionario de Seco y colaboradores (DEA) así lo reconoce, y también el DRAE. "En orden a" vendría a ser equivalente a otras expresiones como "tocante a" o "con referencia a". Por lo visto, a don Pancracio le molesta que "en orden a" sea una mera traducción del inglés in order to. Pero ese parentesco no es razón para rechazar una expresión. El inglés, el latín y el español son idiomas hermanos.

A propósito del inglés, don Pancracio afirma que en español siempre se ha dicho feliz Navidad. La forma plural "felices Navidades es, según algunos, calco del sintagma inglés Merry Christmas". Difiero de esa opinión. Los españoles han dicho siempre felices Navidades. Ese plural es el mismo que se reserva para otras celebraciones: las fallas, los sanfermines, las fiestas y vacaciones en general. Christmas es singular, algo así como "la misa de Cristo". Reconozco que ahora el uso determina la forma "feliz Navidad", pero no me parece tan expresiva como la tradicional de "felices Navidades" o, todavía mejor, "felices Pascuas".

Discute don Pancracio la distinción entre "pedir disculpas o dar disculpas". Su opinión es esta: "las disculpas las pide o exige el ofendido y las ofrece o da el ofensor, quien se disculpa o descarga a sí mismo de culpa. El ofensor pide que se le disculpe, y el ofendido pide que se le pida disculpas". Pone un ejemplo: "Los medios de comunicación difundían la noticia de que el papa pedía disculpas por la actuación de la Iglesia a lo largo de la Historia. Lo correcto es decir que el papa da u ofrece disculpas". No me parece clara la distinción. Las disculpas son las excusas que se alegan para que el ofendido no se sienta de esa forma. Por tanto, el presunto ofensor pide disculpas o excusas, es decir, solicita que no le culpen de algo que fue sin intención. Así pues, el Papa (con mayúscula) pide disculpas por los posibles errores de la Iglesia en el pasado, pero no da ni ofrece esas disculpas.

Ya veo que a don Pancracio no le gustan los pleonasmos, pero mi impresión es que a veces son útiles. A don Pancracio no le parece correcta la expresión "auténticos profesionales". La razón que da es que no es posible ser un profesional no auténtico. "Es más, nos preguntamos, ya que no se puede ser lo que no se es, si es acaso posible ser cualquier cosa si no se es auténticamente esa cosa". Bien, dejémonos de trabalenguas. Un profesional es algo objetivo; lo define la carrera que tiene, el título, su pertenencia a un colegio o gremio. Pero luego, en su ejercicio, puede ser auténtico o inauténtico, correcto o incorrecto, más o menos competente o incluso incompetente. Por ejemplo, los desconocidos autores de la matanza del 11-M en Madrid fueron "auténticos profesionales", solo que asesinos.

No he hecho más que empezar. La lectura del libro de don Pancracio ha sido tan estimulante que bien merece que continúe mañana con estos escolios míos de aficionado, más que de auténtico profesional.

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