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Amando de Miguel

Cómo mentir con palabras

La pregunta de encuesta típicamente trucada, dirigida a un varón adulto, es: "¿Ha dejado usted de engañar a su mujer?". Si dice que "sí" es que la engañaba; si dice que "no" es que la sigue engañando.

Lo que sigue ahora es algo de lo que comentamos el miércoles pasado en el amaiketako del programa Herrera en la Onda. Hago gracia de las estupendas preguntas de los oyentes. Es una creencia general que la lengua está hecha exclusivamente para comunicar los pensamientos, para transmitir la verdad que cada uno de nosotros lleva dentro. Es una creencia falsa. O por lo menos es más cierto que la lengua –o por mejor decir, el hablar– cumple también la necesaria función de mentir, de hacer creer al interlocutor que las cosas no son como son.

Sospecho que el hombre empezó a hablar cuando llegó un momento de la evolución en que necesitó mentir.

Si los hombres aprendieran a leer los pensamientos ajenos, la mentira sería imposible. Pero en ese caso el conflicto se haría inevitable y continuo hasta llegar al exterminio.

Por fortuna, es imposible llegar a leer los pensamientos ajenos, pero se pueden adelantar algunos trucos para averiguar cuándo el interlocutor nos miente. Se aplican sobre todo al lenguaje público:

  1. Cuando asegura esta frase: "como no puede ser de otra manera".
  2. Cuando proclama con facilidad lo de "te lo juro" o fórmulas parecidas.
  3. Cuando acude repetidamente a términos apodícticos tales como "absolutamente", "la pura verdad", "todos y cada uno".

Un mecanismo mentiroso fácilmente detectable es el excusatio non petita, accusatio manifesta (la gente suele decir "manifiesta"). Es decir, cuando uno se parapeta con excusas no solicitadas, delata su mentira. Ese truco lo saben muy bien los jueces. Asimismo lo practican los padres cuando indagan la conducta sospechosa de sus hijos pequeños.

No solo se miente con palabras; a veces también con gestos, que son otra forma de lenguaje. Hay un lenguaje corporal del interlocutor cuando nos está mintiendo. Por ejemplo, desviar la mirada, mover nerviosamente los pies si está sentado, bajar la voz.

Los hombres públicos suelen manifestar algunos tics corporales cuando introducen alguna falsedad en sus discursos. Por ejemplo, Gallardón cuando intenta extraviar la mirada o poner los ojos en blanco; o Zapatero cuando junta las manos en actitud piadosa. En ambos casos se trata de poner "cara de santo".

La mentira es un acto recriminable (desde una falta o un pecado o un crimen), pero cumple también una función social. Sobre todo es así cuando no se tiene la intención de engañar (mentira diplomática o piadosa) o cuando el emisor sabe que no logra engañar.

El caso más benévolo de mentira piadosa es la fórmula de cortesía. Un ejemplo mínimo es el de dar los buenos días, tardes o noches. No es una afirmación, no se refiere al tiempo atmosférico, sino al deseo de que al interlocutor le vayan bien las cosas. El "buenos días" es una fórmula tan engañosa que algunos profesionales de la palabra, como Carlos Herrera, prefieren saludar con un "me alegro".

La mentira se practica con profusión en las encuestas. La clave está en hacer bien las preguntas. Por ejemplo, ante la pregunta "¿Se considera usted racista?", casi todos dirán que "no". Pero si se pregunta "¿En España hay pocos o demasiados extranjeros?", la mayoría dirá que "demasiados".

La pregunta de encuesta típicamente trucada, dirigida a un varón adulto, es: "¿Ha dejado usted de engañar a su mujer?". Si dice que "sí" es que la engañaba; si dice que "no" es que la sigue engañando.

En el lenguaje público es muy interesante el desmentido. Casi siempre acepta implícitamente que "algo hay de cierto". Es lo del "cuando el río suena". Consejo a los que se sienten calumniados: no desmientan.

En el lenguaje público hay mentiras piadosas, mentiras elegantes (eufemismos), mentiras estadísticas (la botella está medio llena o medio vacía) y mentiras descaradas.

El eufemismo sustituye a la palabra real cuando esta última resulta molesta. Ejemplos:

Cuando se dice... Se quiere ocultar que dice...
Soberanismo Separatismo
Interrupción voluntaria del embarazo Aborto socialmente impuesto
Eutanasia, muerte digna Suicidio inducido
Dificultades económicas Crisis económica
No se descarta ninguna hipótesis No tenemos ni idea
Alianza de civilizaciones Desprecio a los Estados Unidos
Memoria histórica Venganza histórica
Estado del bienestar Bienestar del Estado (ejemplo favorito de Carlos Rodríguez Braun)

En Sociedad

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