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Guillermo Rodríguez

Adiós PDA, adiós

La responsabilidad del entierro no corresponde tanto a los usuarios como a los propios fabricantes, que en muy poco tiempo han dejado el sector yermo de novedades

Hace apenas cuatro años –un nimiedad calculado en tiempo real, un abismo en tiempo Internet– tener una PDA era el colmo de lo moderno. No era extraño cruzarse con un usuario tecnificado, puntero en mano, presumiendo de un terminal al que la mayoría no sacaba ni la mitad de su rendimiento. El tiempo ha pasado y, además de constituirse en gadgets de uso más o menos común, las prestaciones de las agendas electrónicas han variado relativamente poco. Por el contrario, los teléfonos móviles evolucionaron hacia los smartphones, mejorando sus servicios hasta el punto de que muchas veces no se sabe muy bien si se posee un teléfono o una PDA. En realidad, se tienen ambos.
 
Por eso es comprensible que, por tercer trimestre consecutivo, las ventas de PDAs hayan tendido a la baja, del 8,7 por ciento si se compara con el mismo periodo de 2003 y del 4,6 por ciento respecto al trimestre pasado. Durante este ejercicio, concluido el 30 de septiembre, apenas se despacharon 2,1 millones de unidades. ¿Certifican estos datos la muerte de las PDAs? Probablemente. News.com se planteó esta misma cuestión hace tres meses y, aunque no lo decía de forma explícita, daba a entender que sonaban campanas a muerto. La responsabilidad del entierro no corresponde tanto a los usuarios como a los propios fabricantes, que en muy poco tiempo han dejado el sector yermo de novedades. Y muchos aprovecharon que el Pisuerga pasa por Valladolid para hacer mutis por el foro: Sony dejó de vender recientemente su línea de PDAs Clie en Europa y Estados Unidos a pesar de disfrutar de una cuota de mercado cercana al 13 por ciento. Lo mismo hizo Handspring, en manos de Palm. Y ya se sabe que cuando una empresa no ve negocio es que no hay negocio. El futuro corresponde a los smartphones, cuyo crecimiento en Europa occidental ronda a día de hoy el 38 por ciento.
 

 
Que Montilla respaldara la aprobación de un dominio para Cataluña, el “.cat”, dice poco en su favor. Primero porque la propuesta es una soberana memez. Segundo porque, visto como anda el desarrollo de la Sociedad de la Información en España, es indudable que existen empresas de mayor enjundia que acometer. La ICANN, entidad encargada de asignar los dominios de Internet, ha sido categórica al respecto: la propuesta del “.cat” no ha cumplido ninguno de los requisitos solicitados, aunque no descarta aprobarlo en el futuro. Afortunadamente pasarán unos meses hasta que volvamos a tratar sobre este tipo de reclamaciones que, todo sea dicho, hacen un flaco favor a los solicitantes. ¿Es que no tienen nada mejor por lo que luchar?
 

 
Apple presentó sus nuevos reproductores iPod. Su principal virtud es que se amplía la capacidad de almacenamiento hasta los 60 GB y que, además de música, podrán guardarse fotografías. De nuevo la compañía de la manzana demuestra su valía como empresa capaz de marcar las tendencias de futuro. La fotografía digital está en auge y nadie está capacitado para echarle el freno. La misma Kodak se ha dado cuenta de ello.
 

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