Manuel Chaves representa de forma patéticamente perfecta a la Izquierda llamada democrática en los comienzos del siglo XXI. ¿Pero llamaríamos democrática a una derecha que tuviera por modelo a Franco y proclamase su fascinación por Mussolini o Hitler? Evidentemente, no. Supondríamos que su modelo político seguía teniendo como referentes a la policía política, el socialismo nacional o la brutalidad racista. Tal vez por eso no existe y, en España, menos aún que en cualquier país de Europa. En cambio, sí tenemos a una Izquierda que transita entre la comprensión por el terrorismo palestino y la abierta admiración por el crimen como religión de Estado, por esa forma pintoresca de comunismo, no menos sangrienta por más folklórica, que preside Castro en Cuba. A las cárceles donde vegetan pálidos, sobreviven febriles o sombría y tristemente mueren sus miles de presos políticos no llega la música para turistas de la Isla. Compréndase que su entusiasmo por el régimen que, por querer la libertad, los mata en vida, sea muy limitado.
Federico Jiménez Losantos
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He ahí la Izquierda: pisando sangre y tan sonriente
Tenemos a una Izquierda que transita entre la comprensión por el terrorismo palestino y la abierta admiración por el crimen como religión de Estado, por esa forma pintoresca de comunismo, no menos sangrienta por más folklórica, que preside Castro en Cuba
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