Muchos hablan de respeto, pero pocos son capaces de comprender, y de vivir, de acuerdo con el significado de este vocablo. Las declaraciones de Rodríguez Zapatero sobre la manifestación del 4-J son pruebas sobre el desconocimiento, o peor, abuso que de esta palabra hace este hombre. Tan perverso es el uso dado por RZ a esta palabra que su análisis ya no puede situarse en el terreno de la normalidad. El análisis político tiene que ser sustituido por la ética. En efecto, porque no todo el mundo puede hablar de respeto, esta grandiosa palabra debería estar reservada para seres moralmente maduros.
Pero, por desgracia, la palabra respeto es moneda corriente de mercachifles e inmorales. RZ la utiliza, la maltrata, para trapichear con los ciudadanos. Quiere “hacerse respetar” por su afán de negociar con los asesinos de ETA, pero los argumentos que esgrime, aparte de inmorales, son tan peregrinos como torpes. Dice RZ que si ETA deja las armas para siempre, dialogará con los asesinos; pero nadie con sentido común, y sobre todo con un poco de respeto por sí mismo, puede dejar de reconocer que, si los asesinos abandonan las armas, o sea se integran en el sistema democrático, ya no tiene ningún sentido negociar nada con ellos. Porque los asesinos saben que esto es así de elemental, haría bien RZ en tratar de respetarse un poco más sus propias opiniones para que alguien pueda llegar a respetarlo. Quien no se respeta, pues, a sí mismo no puede respetar a los demás.
RZ dice que respeta la manifestación del 4-J, que pedía al Gobierno que no negociase con asesinos, sin embargo, él seguirá intentando negociar con ETA, o sea que no escuchará la demanda ciudadana. Alguien que cae en estas mentiras, pues la contradicción para este señor no existe, es que no cree absolutamente en nada. Está instalado en el puro nihilismo. Sí, estulto “nadismo” es el proceder del presidente del Gobierno, pues aún me cuesta aún hablar de maldad. Nos lleva a la catástrofe irremisiblemente. Lo grave es que tiene seguidores. Millones. Por supuesto, esto no es ningún consuelo, porque también Hitler y Stalin los tuvieron.