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Amando de Miguel

Por alusiones

A nadie se le oculta que me gusta más el estilo de gobernar de Esperanza Aguirre que la de Alberto Ruiz. Aun así, el estilo de gobernar que me estraga es el de José Luis Rodríguez.

José Luis (sin más; qué cobarde), después de leer mis escritos, concluye: "Usted sufre una agresividad ancestral, que gracias a su profesión disfrazada de ave agorera, le permite canalizarla en forma de oscuros fantasmas, y así duerme mejor. Pobrecito de su corazón, siga odiando, no pare, pues así no se da cuenta de su intimidad más profunda". He procurado arreglar un poco la ortografía y la sintaxis del texto de don José Luis, pero, aun así, resulta poco inteligible. Reconozco que el odio es un sentimiento natural, al igual que el amor, y yo participo de ellos. Pero no me atrevo a suponer que en mi alma haya tantos odios como detecta don José Luis. Cierto es que odio la cobardía, la hipocresía, la vulgaridad, el desagradecimiento y otras varias maldades, así como a las personas que las encarnan. Pero el repertorio de afectos que profeso es mucho más marcado. No logro identificarme con lo de la "agresividad ancestral" con que me califica don José Luis. No creo que mis antepasados hayan sido especialmente agresivos. Pero, en fin, uno de los riesgos de mi oficio es el de estimular los resentimientos de las personas como don José Luis. Si su desahogo le ha valido para algo, démoslo por bueno. Espero que por lo menos salga del armario del anonimato.

Nuria de Francisco (California, USA) me felicita por mi incorporación al PP por consejo de José María Navia-Osorio. "Es un buen amigo", dice Nuria. El caso de doña Nuria resulta estimulante: "Vine a Estados Unidos, país que usted bien conoce, hace 12 años para hacer investigación farmacéutica. Durante este tiempo he seguido desde la barrera la situación política en España. Pero los acontecimientos de los últimos años son tan graves que el año pasado di el paso de afiliarme al PP y colaborar con la organización del partido en EE.UU. Actualmente soy la Delegada Territorial en California del PP en EEUU [...] Noticias como la de su afiliación nos dan fuerzas [a la colonia española de Estados Unidos] para seguir adelante. Muchas gracias y bienvenido al partido. Sé que no le faltarán los dos avales necesarios, pero me ofrezco a ser uno de ellos". Es un placer reproducir esa nota.

Agustín Fuentes participa de mis valores y sentimientos en política, pero encuentra "discutible" el planteamiento que hago para ingresar en el PP. Argumenta mi facundo corresponsal: "No creo que usted vaya a explicar mejor sus ideas estando afiliado, ni que se le entienda mejor por ello". Respondo a la amable crítica. No se trata de explicarme ni que me puedan entender mejor. Esa labor intelectual la seguiré haciendo, Dios mediante, por las vías que he transitado tantos años. La cuestión está en un compromiso personal con el único partido que en este momento puede ser verdaderamente nacional. Ya es triste esa soledad. La situación política es tan crítica como en 1808 o, si me apuran, como en 711. Entiendo que no todos los que votan al PP deban darse de alta en la militancia, pero los que puedan y quieran hacerlo, mejor será que aporten su trabajo voluntario. Esa es mi postura. Ojalá suceda que vuelva una cierta normalidad a la vida política española y ya no sea necesario el aporte personal de personas como yo. Mi decisión es intransferible; no pienso hacer prosélitos. Me complazco en que siga habiendo muchas personas como don Agustín: "Votan con ideas claras, no ocultan su filia política, ni su antifilia, ni su voto, pero no se afilian". Me parece estupendo, o como se dice en la jerga pepera, fenomenal.

Inquiere preocupado don Agustín: "¿Cambiará en algo su criterio personal, habrá nuevos valores en su forma de pensar, diferentes a lo que ha defendido hasta ahora, si se afilia?". No creo que vaya a cambiar mucho. En todo caso las alteraciones se deberán más a los estímulos que puedan venir de la sociedad. Por mi parte cavilo que voy a seguir siendo libre para juzgar la conducta de los que mandan en el PP. Quizá sea esa libertad lo que distinga a un partido de derechas. A nadie se le oculta que me gusta más el estilo de gobernar de Esperanza Aguirre que la de Alberto Ruiz. Aun así, el estilo de gobernar que me estraga es el de José Luis Rodríguez.

Sostiene don Agustín que hay una forma de participación política mejor que la afiliación: el uso de la internet. Bien, no son incompatibles, como se prueba por esta seccioncilla de LD en la que deposito tantas complacencias. Aduce también don Agustín la participación alternativa en asociaciones del tipo DENAES (Defensa de la Nación Española). Lo mismo digo: la hago compatible con todo lo demás. Pero fíjese, don Agustín, que al final hay una cosa insustituible: la presencia física, el cara a cara. Por eso la militancia, la asistencia a las manifestaciones y otros actos públicos. Por muchos emilios que enviemos, no amanece más temprano.

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