
Las enfermedades de corazón son una de la mayor causa de mortalidad en todo el mundo, al año fallecen por alguna de ellas casi 20 millones de personas. Dentro de ellas, el infarto de miocardio representa más del 50% de la mortalidad cardiovascular, seguido de cerca por el ictus. Pero, ¿ qué es un infarto? El infarto es un síndrome coronario agudo que se caracteriza por la aparición brusca de un cuadro de sufrimiento isquémico, es decir, falta de riego, a una parte del músculo del corazón, producido por la obstrucción aguda y total de una de las arterias coronarias que lo alimentan. Hay que destacar que, en algunos casos, la arteria se calcifica y no se rompe, es lo que suele provocar la angina de pecho, pero en otros, se rompe la arteria, se forma un coágulo de sangre y se ocluye la arteria bruscamente.
Habitualmente es a partir de los 50 años cuando se producen más infartos, aunque cada vez aparecen en edades tempranas porque los jóvenes de hoy tienen más factores de riesgo que los de hace unos años. Y, ¿cuáles son esos factores de riesgo? Los jóvenes de ahora se cuidan peor, la obesidad es más frecuente, hacen una dieta menos sana, menos ejercicio y siguen fumando. Además, las drogas son otro desencadenante a tener muy en cuenta, de hecho, la cocaína se asocia al infarto. Se tenga la edad que se tenga hay que saber que muchas de las causas subyacentes de los infartos son prevenibles mediante cambios en el estilo de vida y atención médica adecuada.
¿Cuándo ocurre un infarto o ataque al corazón? El ataque al corazón, ataque cardíaco, paro cardíaco o infarto, se manifiesta cuando se obstruye el flujo de sangre al corazón y si no se restablece rápidamente, el músculo cardíaco comienza a morir o necrosarse, es decir, se degenera el tejido por la muerte de sus células. Generalmente los ataques cardíacos se presentan como resultado de grasa acumulada en las arterias, que impide que la sangre llegue al corazón y deje de bombearla al resto del cuerpo.
Síntomas de infarto
- Dolor intenso en el pecho
- Sensación de opresión intensa en el pecho
- Dolor en brazo izquierdo y cuello
- Sudoración abundante
- Fatiga extrema
- Náusea y vómito
Factores de riesgo asociados a infartos
Los factores de riesgo cardiovascular tradicionales son la hipertensión arterial, el tabaquismo, la hipercolesterolemia, la obesidad y la diabetes, entre otros. Actuar sobre cada uno de ellos reduce el riesgo cardiovascular. Sin embargo, existen otros factores que también implican un riesgo cardiovascular importante y a los que no se les concede la importancia que merecen. Se habla concretamente de la infección por el virus de la gripe. Aunque pueda resultar sorprendente, se ha visto una relación directa y estadísticamente significativa entre la enfermedad de la gripe y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares de todo tipo:
- Cardiopatía isquémica, es decir, angina de pecho, infarto de miocardio y muerte súbita.
- Insuficiencia cardíaca: que cursa con síntomas como falta de aire, hinchazón o edemas de las piernas o de los vasos del pulmón (encharcamiento pulmonar).
- Arritmias, sobre todo, fibrilación auricular.
La buena noticia es que, igual que para los factores de riesgo cardiovascular tradicionales existen herramientas de tratamiento, también existen medidas que permiten reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular asociado al virus de la gripe. De hecho, un reciente análisis refleja que la vacunación antigripal reduce el riesgo relativo de infarto entre un 15 y un 45%.
Este efecto protector es comparable con la eliminación de otros factores de riesgo cardiovascular tradicionales como el tabaquismo, cuyo cese se estima que se asocia con una reducción del riesgo de entre un 32 y un 43%. Pero no solo eso sino que también es comparable al uso de fármacos antihipertensivos, que inducen una reducción del riesgo cardiovascular del 17-25%, o los fármacos para el control del colesterol, que lo disminuyen un 19 y un 30%.
¿Cómo prevenir un infarto agudo al miocardio?
- Mantener una dieta saludable: Consumir alimentos ricos en nutrientes y bajos en grasas saturadas, colesterol y sodio es fundamental. Es importante incluir frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables como las presentes en el aguacate, el pescado y los frutos secos. También hay que evitar en la medida de lo posible los alimentos procesados y el exceso de azúcar.
- Hacer ejercicio regularmente: La actividad física fortalece el corazón y mejora la circulación sanguínea. Como norma general, se recomienda realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, como caminar, nadar o practicar yoga.
- Mantener un peso saludable: El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de hipertensión, colesterol alto y diabetes, factores que contribuyen a los infartos. Es importrante hacer un seguimiento del peso y ajustar la dieta y rutina de ejercicios para mantener un índice de masa corporal dentro de los rangos saludables.
- Vigilar la grasa acumulada en el abdomen porque es peligrosa para el corazón. Para ello una medida muy sencilla es medir el perímetro abdominal a nivel del ombligo. En la mujer debe estar por debajo de 88 centímetros y en los hombres por debajo de 102 centímetros.
- Controlar la tensión arterial: En las personas sanas la tensión debe estar por debajo de 140/90 mmHg. Si se es hipertenso también debe mantenerse por debajo de estas cifras. Si ya se ha sufrido un problema cardiovascular, cerebrovascular, renal o se es diabético, la tensión debe situarse por debajo de 130/80 mmHg y seguir controles continuos. Se puede controlarla disminuyendo el consumo de sal, evitando precocinados y embutidos, aumentando el consumo de frutas, verduras y hortalizas, disminuyendo el de alcohol y cafeína, diciendo no al tabaco, practicando ejercicio regularmente y evitando la obesidad.
- Revisar el colesterol y la glucosa: Para ello lo mejor es seguir una dieta sana y practicar ejercicio. El colesterol en ayunas no debe superar 190 mg/dl y la glucosa 110 mg/dl de glucosa. Lo más eficaz para mantenerlo en su sitio es disminuir el consumo de grasas saturadas en la dieta, presentes normalmente en los alimentos de origen animal (leche, lácteos, carne, pescado, embutido y huevos) debido a su alto índice calórico y alto contenido en colesterol y en ácidos grasos saturados. Conviene también evitar los ácidos trans presentes en comidas rápidas y en las margarinas.
- Controlar el estrés: El estrés crónico puede dañar el corazón, por lo que practicar técnicas de relajación como la meditación, respiración profunda y actividades recreativas puede ayudar a reducir el impacto del estrés en la salud cardiovascular.
- Evitar el tabaco y limitar el alcohol: Fumar es uno de los principales factores de riesgo para los infartos. Además, hay que limitar el consumo de alcohol, ya que en exceso puede elevar la presión arterial y el colesterol.

