Cualquiera que haya tenido una mascota sabe lo especial que se vuelven sus dueños para ella. Este es el caso de Amber, una perra mestiza de golden retriever y saluki de cinco años. El animal ha protagonizado una de las historias más conmovedoras de Reino Unido. Tras desaparecer de su hogar de acogida justo una noche después de llegar, recorrió 161 kilómetros durante 36 días, en una larga travesía que incluyó bosques, ciudades e incluso el mar, donde finalmente fue rescatada por la tripulación de un ferry.
La historia comenzó cuando Amber había llegado desde Catar, donde había sido rescatada de las calles por la organización benéfica KS Angels Rescue, tras pasar la mayor parte de su vida en un refugio. Desde allí, fue trasladada a a Bramshaw, en el Parque Nacional de New Forest, para comenzar una nueva vida con una familia de acogida. Sin embargo, el 25 de abril, tras 24 horas después de llegar a su hogar, desapareció.
Durante las siguiente cinco semanas, Amber fue el centro de una búsqueda intensa por la comunidad local y voluntarios de la ONG. Se registraron hasta 63 avistamientos en el sur de Inglaterra, pero su estado mental alterado y su falta de vínculos con humanos le llevaban a evitar cualquier tipo de contacto.
1,6 kilómetros nadando
La travesía de Amber terminó con un rescate completamente inesperado. Tras nadar 1,6 kilómetros desde Sandbanks hasta la isla de Brownsea —una reserva natural donde no hay perros—, fue confundida por una residente con una foca extraviada, que alimentó durante varios días. Sin embargo, al intentar regresar a tierra firme por mar, las corrientes la arrastraron y quedó atrapada en aguas abiertas.
Fue entonces cuando un ferry de pasajeros la avistó en plena travesía marítima. "Pensé: ¿qué hace un perro ahí fuera? Estaba luchando por volver, y sabíamos que si no la rescatábamos, no lo conseguiría", relató Ethan Grant, uno de los miembros de la tripulación, al diario The Guardian. Gracias a la rápida intervención, Amber fue rescatada y puesta a salvo a bordo.
Tras su rescate, fue evaluada por un veterinario, quien confirmó que, a pesar del evidente agotamiento del animal, pérdida de peso y algunos moratones, se encontraba en buen estado general. "Estaba muy cansada, pero, sorprendentemente, en buenas condiciones", indicó Sam Collins, responsable de su revisión médica, a The Guardian.
De vuelta con su familia de acogida, han reforzado las medidas de seguridad con el fin de evitar una nueva fuga. No obstante, desde la organización temen que su carácter escurridizo y su historial traumático sigan condicionando su comportamiento. "Esperamos que Amber pueda disfrutar por fin de una vida tranquila y segura", afirmó Kelly Parker, cofundadora de la organización benéfica.