¿Te ha pasado alguna vez que todos tus amigos van a un concierto y tú no puedes ir? ¿O que tu grupo de amigos sale de fiesta justo la noche antes que te toca madrugar? Esa sensación de estar quedándote fuera –aunque sea por una buena razón– tiene nombre y más impacto del que parece.
En la era de las redes sociales, una nueva forma de ansiedad se ha colado en la vida cotidiana, sobre todo de los más jóvenes. Se conoce como FOMO, por sus siglas en inglés Fear Of Missing Out. Este fenómeno, traducido como "miedo a perderse algo", describe la inquietud constante de pensar que otros están disfrutando de buenas experiencias mientras uno no está presente. Incluso si no te interesa realmente el plan, aparece una inquietud difícil de ignorar: la ansiedad de no estar, simplemente por el miedo a quedarse fuera.
Más que una simple molestia, el FOMO se ha convertido en una patología psicológica ligada al deseo compulsivo de estar siempre conectado y dentro de todos los planes. Desde Libertad Digital, hemos salido a la calle para preguntar si la gente conoce esta patología. Aunque muchos jóvenes aseguran conocer de primera mano este término, entre los adultos la respuesta más habitual ha sido: "Yo ya tengo una edad" o "De eso no tengo ni idea".
Un 69% de jóvenes lo sufre
Aunque gran parte de la población desconoce la palabra, un 69 % de los jóvenes de entre 18 y 34 años admite sufrir este tipo de ansiedad, según señala el psiquiatra Víctor Navalón, del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, a partir de un estudio de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM).
De hecho, distintas personas reconocen a este medio sentirse identificados con esta patología, asegurando que "lo sentían cuando eran más jóvenes", que les ocurre "bastantes veces", que "el FOMO es algo cotidiano en la vida de cualquier chica" o que, aunque intentan evitarlo, "a veces les pasa".
Antes se conocía como envidia
Aunque el FOMO puede parecer una moda reciente impulsada por las redes sociales, muchos coinciden en que este sentimiento siempre ha existido, solo que ahora tiene un nombre con el que denominarse. "Ahora se hablará más y ya está, pero vamos, yo creo que siempre ha sido lo que se conoce como envidia", comentan unas jóvenes. Un sentimiento que equiparan al de "no estar aprovechando su vida".
Esta nueva etiqueta ha visibilizado una ansiedad que, en algunos casos, llega incluso a afectar al bolsillo. José María, por ejemplo, relata en el diario 20 Minutos cómo llegó a pagar 220 euros por una entrada para ver a Taylor Swift, a pesar de que ni siquiera le gustaba la cantante, no quería perderse el acontecimiento.
Contra el FOMO, el JOMO
Contra el FOMO, ha surgido el término JOMO, que significa Joy Of Missing Out, traducido como "la alegría de perderse cosas". Esta nueva palabra es un concepto que se refiere al placer de desconectarse intencionalmente con el objetivo de disfrutar de la ausencia a ciertos eventos o actividades sociales en el contexto de las redes sociales donde la sobreexposición constante puede generar presión, comparación e insatisfacción.
A diferencia del FOMO, el JOMO es aún desconocido entre la población, aunque algunas personas aseguran haberlo sentido. "Yo en casa estoy tan a gustito", comenta una mujer, mientras que otra insiste en que "con la edad valoras más lo que realmente te apetece hacer y no lo que sientes que debes hacer".
No obstante, el JOMO todavía no ha calado entre la juventud, quienes afirman "no haberlo sentido nunca" o al menos "no muy a menudo".