
En las selvas húmedas del sur y sudeste asiático vive una criatura poco conocida pero fascinante, el binturong (Arctictis binturong), también llamado manturón o gato osuno negro. A pesar de su nombre y su apariencia –que recuerda a un oso pequeño con bigotes de gato–, este mamífero pertenece a la familia Viverridae, la misma de las civetas y ginetas.
Con un cuerpo que puede superar el metro de largo y un peso de hasta 20 kilos, el binturong es el vivérrido más grande conocido. Su característica más llamativa, sin embargo, no es su tamaño ni su peculiar aspecto, sino su peculiar aroma corporal, ya que huele exactamente a palomitas de maíz, concretamente, con mantequilla. Este olor se debe a un compuesto químico llamado 2-acetil-1-pirrolina (2-AP), el mismo que se libera al cocinar granos de maíz, pan tostado o arroz cocido.
El propósito de este olor
Lejos de tan solo ser una curiosidad llamativa, este olor cumple una función vital en la vida del binturong. Estos animales son solitarios y de hábitos mayoritariamente nocturnos, por lo que utilizan su aroma como forma de marcar territorio y atraer posibles parejas. La orina de estos animales, impregnada en su espesa cola cuando orinan en cuclillas, deja un rastro olfativo entre las ramas por donde se desplazan.
Investigadores de la Universidad de Duke han confirmado la presencia del 2-AP en las muestras de orina de más de 30 binturongs analizados en Carolina del Norte, sugiriendo que el compuesto también podría servir para comunicar el sexo del animal, ya que los machos segregan más 2-AP que las hembras. Además, el olor persiste e incluso se intensifica con el tiempo, lo que podría deberse a la acción de microbios presentes en su pelaje y piel.
El binturong habita principalmente en países como India, China, Tailandia, Malasia, Indonesia, Filipinas y Vietnam. Vive en bosques tropicales y rara vez se le ve en áreas urbanas o alteradas, aunque ocasionalmente se adapta a espacios forestales degradados. En España, una cría de binturong nació por primera vez después de 20 años en el zoológico Bioparc de Fuengirola (Málaga).
Su cuerpo está cubierto por un pelaje negro y áspero, con puntas grises, orejas pequeñas con mechones de pelo y bigotes blancos. Además, posee una cola prensil de hasta 90 centímetros, que le ayuda a moverse con agilidad entre las copas de los árboles, donde duerme acurrucado, con la cabeza cubierta por la cola.
Una especie en peligro de extinción
A pesar de su importancia ecológica, este mamífero ha visto reducida su población en más del 30% desde la década de 1980, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que lo ha catalogado como especie vulnerable. Las principales amenazas incluyen:
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Pérdida de hábitat por expansión urbana, deforestación y fragmentación del bosque.
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Caza furtiva para consumo de su carne, considerada exótica y medicinal en países como Vietnam y China.
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Captura ilegal para el tráfico de mascotas en Filipinas.
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Exhibición en jaulas o su uso como atractivo turístico en mercados asiáticos.
Por esta razón, algunos países como India han implementado leyes estrictas de protección desde 1972. Sin embargo, en otros países la aplicación de medidas para su conservación sigue siendo aún muy inefectiva.


