
En la actualidad, cada vez es más habitual intentar recurrir a trucos caseros y remedios naturales para el cultivo y el cuidado de las plantas,. Los fertilizantes y los pesticidas comerciales suelen tener abundantes ingredientes químicos, que a veces pueden terminar dañando a la planta por un uso excesivo. Un elemento muy común en cualquier casa y que pocos saben que tienen múltiples beneficios dentro del ámbito de la jardinería es el corcho.
Las tapas de los corchos naturales —generalmente utilizadas como tapas para vinos— suelen ser una opción ideal para mejorar la calidad del sustrato de las plantas, ya que tienen múltiples funciones que cambian según la especie y el método de uso.
Las 4 funciones del corcho en plantas
El corcho es una herramienta natural y sostenible muy útil en la jardinería, entre ellas destacan las siguientes cuatro posibles usos:
- Optimización de la oxigenación: la composición del corcho evita que la tierra se compacte, dado que es un material muy poroso y estimula la oxigenación del sustrato. Esto es clave para que las plantas se desarrollen de forma correcta, ya que unas raíces bien aireadas son más sanas y fuertes.
- Repelente de plagas: poner corcho triturado, de forma que rodee por completo la parte inferior de la maceta, puede funcionar como freno ante infestaciones de insectos y evitar que estos se alimenten de la planta. De esta manera protegemos las macetas y evitamos que se debiliten y se marchiten.
- Control de la humedad: mezclar el corcho con el sustrato puede mantener constante la humedad del suelo, gracias a esto, se puede reducir la cantidad de riego y evitar que la tierra se seque, sobre todo en zonas de mucho calor.
- Mejora del drenaje: la capacidad del corcho para absorber agua lo convierte en la herramienta ideal para mejorar el drenaje de las plantas Para que este truco funcione se debe poner en la parte inferior de la maceta una capa de corcho, esta se encargará del exceso de agua, evitando encharcamientos y por ende, que las raíces se pudran.
Dónde y cómo colocar el corcho
Por norma general, se aplica de tres formas distintas: triturado y mezclado con el sustrato, para mejorar la estructura de la tierra; sobre la superficie, para proteger a la planta de los insectos; y en el fondo de la maceta, para mejorar el drenaje y evitar un exceso de agua. Aunque estos trucos son muy útiles, es imprescindible limpiar bien los corchos antes de utilizarlos, ya que un tapón sucio puede generar malos olores y enfermedades en las plantas.
Pasos previos a la utilización
- Lavar y secar el corcho: es fundamental acabar con cualquier rastro de sustancia que se haya podido quedar adherida al corcho, ya que, en caso contrario, puede generar malos olores y, en el peor de los casos, hongos que debiliten a la planta.
- Añadir carbón activo o canela: en relación con lo anterior, estas dos sustancias tienen componentes naturales que pueden mantener bajo control la aparición de hongos y bacterias.
Los expertos también señalan que es importante no exponer el corcho a luz solar muy directa, porque los rayos del sol pueden estropearlo con rapidez, entre otros, y evitar un riego excesivo, ya que puede pudrirse. Asimismo, es importante mantener un control sobre el posible deterioro del corcho, y para ello, es fundamental revisar periódicamente el estado de este.


