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Buscan a otro centenar de desaparecidos en el incendio de Australia

Las autoridades australianas buscan a un centenar desaparcidos, que se añaden a los 96 muertos en los incendios que han destruido 750 casas y 340.000 hectáreas. Un hombre ha sido detenido por provocar presuntamente uno de los incendios activos en Nueva Gales del Sur, en el sureste del país.

L D (Agencias) Las autoridades australianas buscan a un centenar de personas desaparecidas, tras elevar a 96 los s muertos por los incendios que han destruido 750 casas y quemado 340.000 hectáreas de terreno, principalmente bosques, en los estados sureños de Victoria y Nueva Gales del Sur.

Los bomberos informaron de que un centenar de personas han sido dadas por desaparecidas, mientras que la Cruz Roja de Australia atiende a 3.730 personas sin hogar.

Con estos datos, se prevén que el número de víctimas mortales siga aumentando cuando los equipos hayan acabado de registrar todas las casas y coches en las zonas afectadas, a las que se empezó a acceder.

Detenido un presunto autor

Los servicios de bomberos de Nueva Gales del Sur aseguran que el fuego que se declaró en Peats Ridge, por el que el hombre ha sido arrestado, es el más grave de los 50 focos que actualmente continúan activos en esta zona de Australia, informa la emisora local ABC. La Policía cree que algunos de los fuegos han sido provocados.

El sospechoso, de 31 años, ha sido acusado de provocar el fuego prendiendo fuego a una propiedad de otra persona. Fue detenido el sábado y puesto en libertad tras ser interrogado, pero fue arrestado de nuevo la mañana del domingo. El juez le ha denegado la fianza y mañana comparecerá ante el tribunal.

Mientras, un adolescente de 15 años también ha sido interrogado por un pequeño foco declarado en el Parque Nacional de las Montañas Azules, situado a 81 kilómetros al oeste de Sidney. Este incendio no ha provocado víctimas ni daños materiales.

El infierno avanza

Mientras, el fuego continúa su avance en Victoria, en siete puntos sin control y en dos cerca de zonas pobladas, mientras que en Nueva Gales del Sur los bomberos y voluntarios combatían 53 frentes, de ellos nueve incontrolados, pero ninguno próximo a zonas habitadas.

"El infierno con toda su furia ha visitado a la buena gente de Victoria en las últimas 24 horas. Es una tragedia para la nación", afirmó el primer ministro australiano, Kevin Rudd, quien ordenó al Ejército colaborar con la policía y los bomberos y anunció un fondo de 10 millones de dólares australianos (seis millones de dólares) para los afectados.

Además del fondo gubernamental, cuatro bancos comerciales se comprometieron a entregar a los damnificados tres millones de dólares australianos (dos millones de dólares) y se recogen donaciones anónimas en una cuenta habilitada para tal efecto.

Todas las víctimas mortales son del estado de Victoria, así como los heridos, ocho de los cuales están internados en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Alfred de Melbourne. Bomberos y voluntarios de los estados vecinos se han unido a los equipos que luchan contra las llamas en Victoria, donde el calor ha remitido considerablemente.

No obstante, el primer ministro del estado, John Brumby, que como Rudd visitó hoy varios de los lugares afectados, avisó de que la situación no es segura y pidió prudencia a la población.

El fuego ha convertido en cenizas las poblaciones de Marysville, a unos 100 kilómetros al nordeste de Melbourne, y Kinglake, a unos 70 kilómetros al oeste de la anterior, y en ellas se ha encontrado el mayor número de muertos.

Se han hallado cadáveres en 18 municipios distintos, desde Bendigo, a unos 158 kilómetros al noroeste de Melbourne, hasta la región de Gippsland, a uno 160 kilómetros al sureste de Melbourne.

Los afectados han comparado la magnitud del desastre con la hasta ahora mayor oleada de incendios vivida en el país, el "Miércoles de Ceniza" de 1983, que dejó 76 muertos entre Victoria y el vecino estado de Australia del Sur. "Yo viví el Miércoles de Ceniza y creo que esto es posiblemente peor. Todos nuestros conocidos lo han perdido todo y no ha quedado nada en el pueblo", explicó Raylene Knicaide, residente de la localidad de Narbethong, al noreste de Melbourne.

"El pueblo parecerá Hiroshima, parecerá como (si hubiera caído) una bomba nuclear. Hay animales muertos por toda la carretera", dijo Chris Harvey, un vecino de Kinglake que perdió su casa.

La región meridional de Australia llevaba dos semanas con una ola de calor sin precedentes cuando brotaron los incendios, algunos de los cuales la Policía cree que han sido provocados.

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