L D (EFE)
La noche se presentaba alegre y distendida, el ritmo del jazz con un toque rural que evocaba a Sudáfrica ha sido el acto de apertura del Festival que se está celebrando desde este lunes en la ciudad de Vitoria, y que no gozó de gran afluencia por parte del público. El concierto empezó con el saxo de Nqgawana, sin estridencias y amable, que gustó a los vitorianos. Después, el artista pasó a la flauta, primero intimista y luego aguda, fuerte, casi rozando el folk.
Seguidamente llegó el turno de Ringo Madlingozi, que, emulando las danzas de la lluvia, bailó descalzo encima de las tablas. Su potente canto en directo animó a la gente a bailar, que se sentía cercano al músico porque las canciones eran en inglés. Luego pasó a temas más recogidos, que contrastaban con la vistosa puesta en escena. Como colofón apareció la figura de Jimmy Dludlu, que trató de aunar todos los sonidos africanos dentro del llamado afro–jazz. Con la melodía de su guitarra se despidió la noche festivalera, que este martes contará con la actuación del clásico Wynton Marsalis, que hará una fusión con el jazz–flamenco de Chano Rodríguez.
Seguidamente llegó el turno de Ringo Madlingozi, que, emulando las danzas de la lluvia, bailó descalzo encima de las tablas. Su potente canto en directo animó a la gente a bailar, que se sentía cercano al músico porque las canciones eran en inglés. Luego pasó a temas más recogidos, que contrastaban con la vistosa puesta en escena. Como colofón apareció la figura de Jimmy Dludlu, que trató de aunar todos los sonidos africanos dentro del llamado afro–jazz. Con la melodía de su guitarra se despidió la noche festivalera, que este martes contará con la actuación del clásico Wynton Marsalis, que hará una fusión con el jazz–flamenco de Chano Rodríguez.
