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El cardenal Martini cree que el preservativo puede ser un "mal menor" en "algunas situaciones"

El cardenal Carlo María Martini afirmó que el preservativo puede considerarse un "mal menor" en "algunas situaciones" para combatir el sida. El purpurado se sale así de la línea oficial de la Iglesia Católica que no autoriza el uso de métodos anticonceptivos e indica la abstinencia para prevenir enfermedades. Martini, sobre la eutanasia, dijo también que no se podrá aprobar nunca esta práctica pero tampoco se puede "condenar", y sobre el aborto, señaló que no lo puede aprobar pero exige respeto en algunos casos por la decisión de las personas.

L D (Agencias) En un coloquio con el bioético italiano Ignazio Marino publicado este viernes en el semanal L'Espresso, el cardenal Carlo María Martini, uno de los miembros más importantes del colegio cardenalicio, consideró que "es necesario hacer todo lo posible para combatir el sida".
 
Martini aseguró que "ciertamente, el uso del preservativo puede constituir en algunas situaciones el mal menor". En este sentido, explicó que "el esposo aquejado de sida está obligado a proteger a su pareja y éste también debe poder protegerse", informó Europa Press.
  
Sin embargo, el cardenal consideró que "la cuestión es más bien si conviene que sean las autoridades religiosas las que publiciten ese medio de defensa, casi considerando que los demás medios moralmente sostenibles, incluida la abstinencia, sean colocados en segundo plano, mientras se arriesga a promover un comportamiento irresponsable".
 
"El mal menor"
  
Por otra parte, agregó, está el "principio del mal menor, aplicable en todos los casos previstos por la doctrica ética". "Creo que la prudencia y la consideración de las diversas situaciones locales permitirá a cada uno (Iglesia y autoridades) contribuir eficazmente en la lucha contra el sida sin favorecer con ello los comportamientos no responsables".
  
El diálogo entre el bioético, Ignazio Marino, director del Centro de transplantes del Jefferson Medical College de Filadelfia y el Cardenal Martini, de 79 años, un especialista en Sagradas Escrituras y que vive ahora en Jerusalén, abordó también temas como la eutanasia, el aborto o la adopción.
  
El cardenal Martini explicó que, según su punto de vista, la vida comienza "no inmediatamente en la concepción sino después" y aprueba el uso de "ovocitos en el estado de dos pronúcleos", pues en este estado "no existe un signo definido que muestre la existencia de vida humana". "En este caso me parece que la regla general del respeto puede conjugarse con el tratamiento técnico que usted (Marino) sugiere. No es un embrión aún y por lo tanto puede ser manipulado sin ningún tipo de objeción moral".
  
Sobre que en Italia se prohibió la investigación sobre células estaminales y existen muchas células embrionales congeladas, el cardenal se mostró "prudente" ante la adopción de estas células por parte de mujeres solteras pero explicó que sería "una mejor opción que la simple destrucción". "Ante la falta de una familia, compuesta por un hombre y una mujer que tengan sabiduría y madurez, otras personas, al límite también los solteros, podrían dar algunas garantías esenciales", agregó el cardenal abriendo la posibilidad de adopción a los solteros.
 
Eutanasia y aborto
  
En cuanto a la eutanasia, el purpurado aseguró que si bien no se podrá aprobar nunca esta práctica tampoco se puede "condenar a las personas que realizan este acto cuando otra persona disminuida se lo pide por razones puramente altruistas", al tiempo que exigió el mismo respeto para las "personas que siguen a su conciencia en estos casos extremos".
  
En el tema del aborto, el cardenal Martini también exigió antes que nada el respeto por la decisión de las personas. "Creo que la persona debe ser respetada, sobre todo cuando después de mucha reflexión y sufrimiento, en estos casos extremos sigue su conciencia, incluso si decide alguna cosa que yo no puedo aprobar", apuntó.
  
El purpurado explicó que, aunque no quiere juzgar algunos gestos como el aborto, cuando un feto amenaza gravemente la vida de la madre "en estos casos la teología moral ha sostenido el principio de legítima defensa aunque la Iglesia siempre ha considerado heroico a las mujeres que han preferido dar su vida por el hijo que tenía que nacer pero que ante casos en los que la mujer no puede, por varios motivos, no tienen que faltar otras soluciones como personas que se ofrezcan a cuidarlo".

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