
LD (EFE) El Papa Benedicto XVI proclama que la resurrección de Jesús revela que "el amor es más fuerte que la muerte" durante la Vigilia Pascual, uno de los ritos más antiguos de la liturgia católica, que celebró en la basílica de San Pedro del Vaticano.
Como cada noche del Sábado Santo, la Iglesia católica celebró la Vigilia Pascual, también llamada Lucernario, y a la que considera "madre de todas las vigilias", en palabras de San Agustín.
En esa Vigilia se conmemora la resurrección de Jesús de Nazaret, según la tradición cristiana.
"Este es el júbilo de la Vigilia Pascual: nosotros somos liberados. Por medio de la resurrección de Jesús el amor se ha revelado más fuerte que la muerte, más fuerte que el mal", explicó en la homilía Joseph Ratzinger, que estuvo acompañado por treinta cardenales.
Y añadió: "El amor lo ha hecho descender y, al mismo tiempo, es la fuerza con la que Él asciende. (...) Unidos con su amor, llevados sobre las alas del amor, como personas que aman, bajamos con Él a las tinieblas del mundo, sabiendo que precisamente así subimos también con Él".
Por ello, el Pontífice invitó a los suyos a pedir "al Señor que demuestre también hoy que el amor es más fuerte que el odio".
La explicación religiosa se produjo poco después de encender el Cirio Pascual, al que los católicos consideran símbolo de Cristo, ya que muestra como ha iluminado el mundo.
Con un punzón, Benedicto XVI hizo una incisión sobre el cirio pascual, grabando una cruz y la cifra del año 2007.
Y recitó en latín: "Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega. A Él pertenece el tiempo y los siglos; a Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos".
Tras la ceremonia, comenzó una procesión hacia el altar mayor, en medio de una oscuridad en el templo, que se fue iluminando poco a poco con las velas de las miles de personas que asistían al acto y que fueron encendidas una a una con la llama procedente del Cirio Pascual.
Ya en el altar se encendieron todas las luces y comenzó el canto del Exultet, o pregón pascual, con el que se hace un recorrido sintético de la historia de la salvación.
--Bautismo de 6 mujeres
Como cada noche del Sábado Santo, la Iglesia católica celebró la Vigilia Pascual, también llamada Lucernario, y a la que considera "madre de todas las vigilias", en palabras de San Agustín.
En esa Vigilia se conmemora la resurrección de Jesús de Nazaret, según la tradición cristiana.
"Este es el júbilo de la Vigilia Pascual: nosotros somos liberados. Por medio de la resurrección de Jesús el amor se ha revelado más fuerte que la muerte, más fuerte que el mal", explicó en la homilía Joseph Ratzinger, que estuvo acompañado por treinta cardenales.
Y añadió: "El amor lo ha hecho descender y, al mismo tiempo, es la fuerza con la que Él asciende. (...) Unidos con su amor, llevados sobre las alas del amor, como personas que aman, bajamos con Él a las tinieblas del mundo, sabiendo que precisamente así subimos también con Él".
Por ello, el Pontífice invitó a los suyos a pedir "al Señor que demuestre también hoy que el amor es más fuerte que el odio".
La explicación religiosa se produjo poco después de encender el Cirio Pascual, al que los católicos consideran símbolo de Cristo, ya que muestra como ha iluminado el mundo.
Con un punzón, Benedicto XVI hizo una incisión sobre el cirio pascual, grabando una cruz y la cifra del año 2007.
Y recitó en latín: "Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega. A Él pertenece el tiempo y los siglos; a Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos".
Tras la ceremonia, comenzó una procesión hacia el altar mayor, en medio de una oscuridad en el templo, que se fue iluminando poco a poco con las velas de las miles de personas que asistían al acto y que fueron encendidas una a una con la llama procedente del Cirio Pascual.
Ya en el altar se encendieron todas las luces y comenzó el canto del Exultet, o pregón pascual, con el que se hace un recorrido sintético de la historia de la salvación.
--Bautismo de 6 mujeres
En la ceremonia, el Papa bautizó además a seis catecúmenos, todas mujeres, de las que dos procedían de China. Ambas entraron en el catolicismo junto con sus hijos, que también recibieron ese sacramento.
Otras dos mujeres eran japonesas, por lo que algunos analistas han interpretado el gesto como la expresión del deseo de la Iglesia católica por extenderse en Asia y, de forma especial, en China.
La otra mujer era cubana y la sexta originaria de Camerún.
Todas ellas después participaron en la ceremonia de la consagración del pan y el vino que sirvió para impartir el sacramento de la Eucaristía, parte final de la Vigilia.
Las mujeres han vuelto a tener, así durante la Vigilia Pascual, un papel destacado en las celebraciones de esta Semana Santa, después de que, este viernes, en los ritos del Vía Crucis y de la Pasión del Señor se les dedicara abundantes referencias.
El predicador de la Basílica de San Pedro, el franciscano capuchino Raniero Cantalamessa, resumió el sentir de la Iglesia católica cuando expresó la esperanza para el mundo de que se abra "la era de la mujer", una era que definió como de amor y compasión, pero no de feminismo.
Los actos de Semana Santa continuarán mañana con la misa del Domingo de Resurrección y la bendición Urbi et Orbe, que Ratzinger hará en la Plaza de San Pedro.
Otras dos mujeres eran japonesas, por lo que algunos analistas han interpretado el gesto como la expresión del deseo de la Iglesia católica por extenderse en Asia y, de forma especial, en China.
La otra mujer era cubana y la sexta originaria de Camerún.
Todas ellas después participaron en la ceremonia de la consagración del pan y el vino que sirvió para impartir el sacramento de la Eucaristía, parte final de la Vigilia.
Las mujeres han vuelto a tener, así durante la Vigilia Pascual, un papel destacado en las celebraciones de esta Semana Santa, después de que, este viernes, en los ritos del Vía Crucis y de la Pasión del Señor se les dedicara abundantes referencias.
El predicador de la Basílica de San Pedro, el franciscano capuchino Raniero Cantalamessa, resumió el sentir de la Iglesia católica cuando expresó la esperanza para el mundo de que se abra "la era de la mujer", una era que definió como de amor y compasión, pero no de feminismo.
Los actos de Semana Santa continuarán mañana con la misa del Domingo de Resurrección y la bendición Urbi et Orbe, que Ratzinger hará en la Plaza de San Pedro.
