L D (EFE) El cadáver del sacerdote, natural de la localidad murciana de Cehegín, estaba maniatado y con una herida en la cabeza causada por un martillo cuando fue encontrado. Según Jorge Oliva, actual sacerdote de La Purísima, donde el fallecido trabajó durante 17 años, Salvador Fernández, de 75 años, era un hombre "muy confiado y pacífico que no se señalaba por nada".
La vecina del fallecido, que junto a otra amiga solía hacerle compañía y cocinaba para él, decidió entrar a la vivienda con unas llaves que le había dejado, pues llevaba cuatro días sin verlo.
La vecina del fallecido, que junto a otra amiga solía hacerle compañía y cocinaba para él, decidió entrar a la vivienda con unas llaves que le había dejado, pues llevaba cuatro días sin verlo.
Sacerdote jubilado
Según sus vecinas, era un hombre "muy amable", que se jubiló hace un año y desde entonces solía oficiar funerales, por deseo de conocidos, en el cementerio municipal y en el tanatorio de Jesús, en Murcia. El actual párroco de La Purísima comentó que su antecesor estuvo muchos años en las misiones y que le gustaba acoger a numerosos animales de compañía en su casa.
Una de las vecinas que acompañaba a menudo al sacerdote explicó que "últimamente estaba algo triste y tomaba pastillas", aunque reconoció no saber exactamente para qué e insistió en que "era muy alegre, generoso y querido aquí".
El cadáver fue trasladado dos horas después de su hallazgo al instituto de Medicina Legal de Murcia para su autopsia, una vez que la jueza de guardia, titular del juzgado de instrucción número cuatro, ordenó su levantamiento.
Al lugar de los hechos se desplazaron, además de policías locales, agentes de la policía nacional, que se han hecho cargo de las investigaciones y que tomaron declaración a la vecina que encontró al sacerdote muerto en la vivienda.
Según sus vecinas, era un hombre "muy amable", que se jubiló hace un año y desde entonces solía oficiar funerales, por deseo de conocidos, en el cementerio municipal y en el tanatorio de Jesús, en Murcia. El actual párroco de La Purísima comentó que su antecesor estuvo muchos años en las misiones y que le gustaba acoger a numerosos animales de compañía en su casa.
Una de las vecinas que acompañaba a menudo al sacerdote explicó que "últimamente estaba algo triste y tomaba pastillas", aunque reconoció no saber exactamente para qué e insistió en que "era muy alegre, generoso y querido aquí".
El cadáver fue trasladado dos horas después de su hallazgo al instituto de Medicina Legal de Murcia para su autopsia, una vez que la jueza de guardia, titular del juzgado de instrucción número cuatro, ordenó su levantamiento.
Al lugar de los hechos se desplazaron, además de policías locales, agentes de la policía nacional, que se han hecho cargo de las investigaciones y que tomaron declaración a la vecina que encontró al sacerdote muerto en la vivienda.
