
De acuerdo con su tesis, el problema no reside tanto en el Islam –que es, al igual que el Cristianismo y las demás confesiones, un sistema “muy complejo”– como en el uso político que se hace de él. Así, afirmó que los referentes del fundamentalismo islámico (Ben Laden, Sayid Qutb, etc.) han bebido más del fascismo y el comunismo, ambos de raíz occidental, que del Islam, al que utilizan para alcanzar “ciertos objetivos” políticos.
Asimismo, pidió no "sobrevalorar" el potencial del fundamentalismo islámico, ya que no sólo "no resulta atractivo para nadie" ajeno al mundo musulmán, sino que también suscita rechazo en "muchísimos" musulmanes. "Sólo ha prendido en Estados fracasados", agregó. Incluso allí donde impera es impopular. En este punto aludió a Irán: "No creo que haya alguien menor de 30 años que quiera vivir en una teocracia".
He aquí la respuesta al interrogante que daba título a la conferencia. Y es que Fukuyama sigue creyendo que ha llegado el fin de la historia, ideológicamente hablando; porque, según su criterio, no hay modelo político alguno con tirón suficiente para desplazar a la democracia liberal.
Para Fukuyama, el mundo árabe es más problemático que el Islam, y atribuyó al tribalismo característico de tal cultura alguno de los rasgos más criticables del islamismo.
Especialmente crítico se mostró con Arabia Saudí; por su sistema "desastroso", por su gestión "pésima", por su enorme responsabilidad en la difusión y extensión tanto del fundamentalismo como del terrorismo islámico. También destacó los problemas de orden económico que padece este país por haberse limitado a flotar "en un lago de petróleo", en lugar de aprovechar los recursos obtenidos con la venta del crudo para diversificar su sector productivo.
La brecha EEUU-Europa no es una "necesidad histórica"
Otro de los asuntos que trató con extensión durante su conferencia fue la situación en que se encuentran las relaciones transatlánticas. De acuerdo con su análisis, EEUU y Europa difieren sustencialmente en el valor que conceden al Estado del Bienestar (los europeos son "mucho más favorables" a él, lo que puede llevar a la UE a tener graves problemas si no procede a reformarlo en profundidad), al Estado-nación (Europa busca, con la UE, trascenderlo, mientras que EEUU lo tiene por garante de la democracia liberal), al uso de la fuerza (EEUU cree que puede utilizarse con fines liberadores, y Europa es reacia en extremo a emplearla) y a la religión (hay muchísimos más creyentes en EEUU que en el Viejo Continente).
Al decir de Fukuyama, las diferencias entre las dos orillas del Atlántico se han "agrandado" desde el final de la Guerra Fría, pero han cobrado especial relevancia con motivo de la guerra de Irak. Con todo, no cree que tal brecha sea una "necesidad histórica". Es más, asegura que los estadistas pueden contribuir decisivamente a cerrarla con la adopción de agendas y proyectos comunes. "Aznar es un magnífico ejemplo" de lo que puede hacerse, aseguró.
Rusia, Oriente Medio e Iberoamérica
El turno de preguntas le valió para tocar otras cuestiones de interés permanente, como Oriente Medio, Iberoamérica y Rusia. En relación con el gigante euroasiático, dijo que "seguirá siendo un problema", y advirtió de que "se avecinan tiempos difíciles con Putin". Aprovechó la ocasión para saludar la revolución naranja que está teniendo lugar en Ucrania, que vinculó con los movimientos de liberación que protagonizaron las transiciones a la democracia en la antigua Europa comunista.
Por lo que respecta a Oriente Medio, aseguró que la muerte de Yaser Arafat y la retirada israelí de la franja de Gaza representan una "enorme oportunidad histórica de progresar" en el camino de la paz, y rechazó el tópico que dice que este conflicto es "la base de todos los problemas" presentes en el mundo árabe-musulmán. Si finalmente palestinos e israelíes alcanzan la paz, los terroristas islámicos recurrirán en sus soflamas a otras "excusas", aseguró.
En cuanto a Iberoamérica, alertó de la amenaza que representa el régimen venezolano: "(Hugo) Chávez ha sido un desastre. Ha utilizado una democracia populista para destruir todas las instituciones (del país). Es un modelo muy peligroso. Tenemos que ayudar a Venezuela y evitar que ese cáncer se extienda por los Andes".
Sin noticias de la alianza de civlizaciones
Fukuyama denunció la exclusión que han sufrido las poblaciones indígenas de la zona, y sostuvo que la democratización plena y el desarrollo sólo serán una realidad cuando se aborde dicha cuestión. En este proceso "España puede desempeñar un papel muy importante", declaró; acto seguido lamentó que EEUU haya prestado menos atención de la debida a Iberoamérica en los últimos años, circunstancia que atribuyó a su impicación en Oriente Medio.
Antes de dictar la conferencia mantuvo un desayuno de trabajo con una decena de periodistas. En él, además de esbozar las grandes líneas del discurso que iba a pronunciar, aclaró que no piensa que haya "fórmulas mágicas" para la democratización, ni determinadas "condiciones establecidas".
En un momento dado una periodista le preguntó qué le parecía la alianza de civlizaciones propuesta por Zapatero en la ONU tanto para combatir el terrorismo como para incrementar la cooperación entre las naciones. Fukuyama respondió, lisa y llanamente, que no sabía nada de ella.
