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NO CONOCE LA "ALIANZA DE CIVILIZACIONES" DE ZP

Fukuyama afirma que, para mejorar las relaciones EEUU-Europa, Aznar es un "magnífico ejemplo"

Para el célebre politólogo norteamericano, el siglo XXI presenta cuatro grandes desafíos: la democratización del mundo musulmán (particularmente, del árabe), la conjuración del peligro que representa la conjunción terrorismo-armas de destrucción masiva, el restañamiento de la brecha abierta entre EEUU y Europa y la creación de instituciones fuertes en los denominados Estados fallidos. Francis Fukuyama ha dicho, por lo demás, que no sabía que Zapatero había planteado en la ONU una alianza de civilizaciones contra el terrorismo.

Para el célebre politólogo norteamericano, el siglo XXI presenta cuatro grandes desafíos: la democratización del mundo musulmán (particularmente, del árabe), la conjuración del peligro que representa la conjunción terrorismo-armas de destrucción masiva, el restañamiento de la brecha abierta entre EEUU y Europa y la creación de instituciones fuertes en los denominados Estados fallidos. Francis Fukuyama ha dicho, por lo demás, que no sabía que Zapatero había planteado en la ONU una alianza de civilizaciones contra el terrorismo.
(Libertad Digital) El autor de El fin de la historia comenzó su conferencia –titulada, significativamente, ¿Sigue la historia de nuestro lado? y enmarcada en el ciclo programado por FAES para conmemorar el 15º aniversario de la demolición del Muro de Berlín– agradeciendo al anterior Gobierno español el respaldo que prestó a la Administración Bush en todo lo relacionado con el derrocamiento del dictador Sadam Husein.
 
“En EEUU ha habido ciertas divergencias sobre la guerra de Irak –dijo Fukuyama, una de las voces norteamericanas que se mostraron contrarias a la intervención–, pero supimos agradecer el respaldo de Aznar y de la ministra (Ana) Palacio”. Tanto el ex presidente como la ex titular de Exteriores se encontraban entre la concurrencia (de hecho, la presentación de Fukuyama corrió a cargo de la propia Palacio, coordinadora del ciclo), que saludó estas palabras con una prolongada ovación. El acto se celebró, en la mañana de este viernes, en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad San Pablo-CEU.
 
Los Estados fallidos
 
La conferencia hizo también las veces de presentación de la última obra del renombrado politólogo: La construcción del Estado. Hacia un nuevo orden mundial en el siglo XXI (Ediciones B). A su juicio, la mejor manera de ayudar a los países pobres o en vías de desarrollo pasa por el crecimiento económico sostenido y, sobre todo, por la creación en ellos de las instituciones sobre las que se sustentan los Estados.
 
Las políticas puestas en marcha en los años 80 por Ronald Reagan y Margaret Thatcher (liberalización, desregulación, adelgazamiento del Estado...) siguen siendo necesarias –afirmó–, pero lo que precisan aquellos países en estos momentos es fortalecer sus Estados en el plano institucional, para que puedan arraigar en sus sociedades la libertad y la seguridad jurídica.
 
Según Fukuyama, “el gran reto del siglo XXI” será, precisamente, el “fortalecimiento” de los denominados Estados fallidos o fracasados. En este sentido, destacó la importancia de los procesos que se están desarrollando actualmente en Irak y Afganistán, y recordó que en algunos otros países con instituciones débiles o prácticamente inexistentes (Somalia y Haití) la situación es dramática.
 
El problema no es tanto el Islam como el mundo árabe
 
Por lo que hace al mundo musulmán, destacó que es la “excepción” más notable en la “pauta de democratización” registrada en los últimos decenios. No obstante, afirmó en repetidas ocasiones que “no hay incompatibilidad” entre el Islam y la democracia, y recurrió para reforzar su argumento a los ejemplos de Turquía, Indonesia, Malasia, Mali y Senegal.

De acuerdo con su tesis, el problema no reside tanto en el Islam –que es, al igual que el Cristianismo y las demás confesiones, un sistema “muy complejo”– como en el uso político que se hace de él. Así, afirmó que los referentes del fundamentalismo islámico (Ben Laden, Sayid Qutb, etc.) han bebido más del fascismo y el comunismo, ambos de raíz occidental, que del Islam, al que utilizan para alcanzar “ciertos objetivos” políticos.

Asimismo, pidió no "sobrevalorar" el potencial del fundamentalismo islámico, ya que no sólo "no resulta atractivo para nadie" ajeno al mundo musulmán, sino que también suscita rechazo en "muchísimos" musulmanes. "Sólo ha prendido en Estados fracasados", agregó. Incluso allí donde impera es impopular. En este punto aludió a Irán: "No creo que haya alguien menor de 30 años que quiera vivir en una teocracia".

He aquí la respuesta al interrogante que daba título a la conferencia. Y es que Fukuyama sigue creyendo que ha llegado el fin de la historia, ideológicamente hablando; porque, según su criterio, no hay modelo político alguno con tirón suficiente para desplazar a la democracia liberal.

Para Fukuyama, el mundo árabe es más problemático que el Islam, y atribuyó al tribalismo característico de tal cultura alguno de los rasgos más criticables del islamismo.

Especialmente crítico se mostró con Arabia Saudí; por su sistema "desastroso", por su gestión "pésima", por su enorme responsabilidad en la difusión y extensión tanto del fundamentalismo como del terrorismo islámico. También destacó los problemas de orden económico que padece este país por haberse limitado a flotar "en un lago de petróleo", en lugar de aprovechar los recursos obtenidos con la venta del crudo para diversificar su sector productivo.

La brecha EEUU-Europa no es una "necesidad histórica"

Otro de los asuntos que trató con extensión durante su conferencia fue la situación en que se encuentran las relaciones transatlánticas. De acuerdo con su análisis, EEUU y Europa difieren sustencialmente en el valor que conceden al Estado del Bienestar (los europeos son "mucho más favorables" a él, lo que puede llevar a la UE a tener graves problemas si no procede a reformarlo en profundidad), al Estado-nación (Europa busca, con la UE, trascenderlo, mientras que EEUU lo tiene por garante de la democracia liberal), al uso de la fuerza (EEUU cree que puede utilizarse con fines liberadores, y Europa es reacia en extremo a emplearla) y a la religión (hay muchísimos más creyentes en EEUU que en el Viejo Continente).

Al decir de Fukuyama, las diferencias entre las dos orillas del Atlántico se han "agrandado" desde el final de la Guerra Fría, pero han cobrado especial relevancia con motivo de la guerra de Irak. Con todo, no cree que tal brecha sea una "necesidad histórica". Es más, asegura que los estadistas pueden contribuir decisivamente a cerrarla con la adopción de agendas y proyectos comunes. "Aznar es un magnífico ejemplo" de lo que puede hacerse, aseguró.

Rusia, Oriente Medio e Iberoamérica

El turno de preguntas le valió para tocar otras cuestiones de interés permanente, como Oriente Medio, Iberoamérica y Rusia. En relación con el gigante euroasiático, dijo que "seguirá siendo un problema", y advirtió de que "se avecinan tiempos difíciles con Putin". Aprovechó la ocasión para saludar la revolución naranja que está teniendo lugar en Ucrania, que vinculó con los movimientos de liberación que protagonizaron las transiciones a la democracia en la antigua Europa comunista.

Por lo que respecta a Oriente Medio, aseguró que la muerte de Yaser Arafat y la retirada israelí de la franja de Gaza representan una "enorme oportunidad histórica de progresar" en el camino de la paz, y rechazó el tópico que dice que este conflicto es "la base de todos los problemas" presentes en el mundo árabe-musulmán. Si finalmente palestinos e israelíes alcanzan la paz, los terroristas islámicos recurrirán en sus soflamas a otras "excusas", aseguró.

En cuanto a Iberoamérica, alertó de la amenaza que representa el régimen venezolano: "(Hugo) Chávez ha sido un desastre. Ha utilizado una democracia populista para destruir todas las instituciones (del país). Es un modelo muy peligroso. Tenemos que ayudar a Venezuela y evitar que ese cáncer se extienda por los Andes".

Sin noticias de la alianza de civlizaciones

Fukuyama denunció la exclusión que han sufrido las poblaciones indígenas de la zona, y sostuvo que la democratización plena y el desarrollo sólo serán una realidad cuando se aborde dicha cuestión. En este proceso "España puede desempeñar un papel muy importante", declaró; acto seguido lamentó que EEUU haya prestado menos atención de la debida a Iberoamérica en los últimos años, circunstancia que atribuyó a su impicación en Oriente Medio.

Antes de dictar la conferencia mantuvo un desayuno de trabajo con una decena de periodistas. En él, además de esbozar las grandes líneas del discurso que iba a pronunciar, aclaró que no piensa que haya "fórmulas mágicas" para la democratización, ni determinadas "condiciones establecidas".

En un momento dado una periodista le preguntó qué le parecía la alianza de civlizaciones propuesta por Zapatero en la ONU tanto para combatir el terrorismo como para incrementar la cooperación entre las naciones. Fukuyama respondió, lisa y llanamente, que no sabía nada de ella.

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