La Fiscalía portuguesa archiva el caso Madeleine por falta de pruebas
Con la decisión de los fiscales, Kate y Gerry McCann, así como Murat, que habitaba una casa cercana al apartamento donde desapareció la niña, pierden la condición de sospechosos que les impuso la justicia portuguesa de acuerdo con una peculiar legislación del país. Respecto al sumario, la Fiscalía puntualizó que cuando sea publico podrá ser consultado por "cualquier persona que revele interés legítimo y respete las formalidades y límites impuestos por la ley".
Los documentos del caso, cuyo secreto fue prorrogado en dos ocasiones e incluyen decenas de volúmenes con informes policiales y periciales, levantan gran expectación en Portugal, porque en ellos deben figurar los elementos que llevaron a la policía a formular sus sospechas.
Aunque la prensa lusa ha revelado muchas filtraciones policiales sobre la investigación, nadie conoce a ciencia cierta su grado de certeza, sobre todo por las numerosas informaciones publicadas en Portugal y en medio mundo que resultaron ser falsas y disparatadas.
Murat, primero, y los padres de Madeleine después, fueron los únicos sospechosos oficiales de la Policía lusa, que al principio se centro en la hipótesis de un rapto relacionado con pederastas y luego en una muerte accidental de Madeleine que sus padres habían ocultado.
Pero la decisión de la Fiscalía deja claro que los detectives no consiguieron probar, como habían deducido los medios, la presunta implicación de Kate y Gerry McCann, que siempre defendieron su inocencia. La pareja de médicos británicos, muy católicos, lograron organizar una campaña internacional sin precedentes en su género para buscar a Madeleine, pero abandonaron precipitadamente Portugal en septiembre pasado, después de que fueran sometidos a intensos interrogatorios y declarados "arguidos".
Los principales indicios contra los padres, según lo trascendido en la prensa, surgieron cuando la Policía británica, preocupada por la falta de resultados de sus colegas lusos, les proporcionó dos perros especialmente entrenados para detectar rastros de sangre y de cadáveres. Los canes encontraron indicios de los dos tipos en efectos personales de la pareja, en su apartamento y en un automóvil que alquilaron después de la desaparición de la niña.
Pero según declaraciones públicas de un alto cargo de la policía, las muestras recogidas en los lugares y objetos señalados por los perros, analizadas por un laboratorio británico, no permitieron identificar al cien por cien el ADN de Madeleine. La niña desapareció el 3 de mayo de 2007, cuando estaba a punto de cumplir 4 años, mientras dormía en un complejo turístico del sur del país y sus padres cenaban en los alrededores con un grupo de amigos también británicos.
Los McCann, que pasaron de ser víctimas a villanos en la triste historia de la desaparición de su hija, gestionan todavía un fondo con cientos de miles de euros en aportaciones para ayudar a encontrar a su hija. Además lograron indemnizaciones de 694.000 euros tras querellarse contra varios diarios del Reino Unido por difamación, una medida que siguió también Murat y la semana pasada consiguió 750.000 euros de otro grupo de medios británicos.
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