L D (EFE) Un Real Decreto de 2000 autoriza a los vendedores de libros de texto a aplicar descuentos libres con la única limitación de que no se vendan por debajo de su precio de coste, que no se utilicen como reclamo comercial para productos de distinta naturaleza y que no se acumulen descuentos.
Las grandes superficies consultadas por Efe pueden llegar a realizar descuentos de hasta el 25 por ciento, mientras que las pequeñas librerías sólo llegan, en el mejor de los casos, al 5 por ciento.
Según la portavoz del Gremio de Libreros de Madrid, Paloma Alvargonzález, esto se debe a que las grandes superficies y almacenes pueden comprar grandes cantidades a precios muy competitivos, lo que, a su juicio, supone una “competencia desleal” a las librerías, que en muchos casos no pueden permitirse ningún descuento porque son negocios familiares dedicados exclusivamente al negocio editorial.
Lo cierto es que en función de donde se adquieran, los padres con hijos en edad escolar puedan ahorrarse hasta un 25 por ciento en los textos de Primaria y Secundaria y un 15 por ciento en los de Bachiller e Infantil.
Precisamente, los textos de Bachiller eran el año pasado los más caros, con un coste aproximado de 16,7 euros por ejemplar, seguidos de los de Secundaria, con 16,03 euros; los de Infantil, 12,82 y los de Primaria, 10,05 euros, según datos facilitados a Efe por la Asociación Nacional de Editores de Libros de Texto (ANELE).
La ANELE estima que el gasto medio en libros por alumno de Secundaria es de 113 euros, casi el doble que el de Primaria, con unos 60 euros, los dos niveles que se reparten la cuota más importante del mercado, con un 38 y 36 por ciento de las ventas totales de libros de texto, respectivamente.
La “liberalización de los precios”, según dijo a Efe el presidente de la ANELE, Mauricio Santos, “rompe la libre competencia” y deja a las librerías en una situación de “indefensión” frente a los grandes almacenes por lo que, en su opinión, habría que modificar la ley y aplicar precios fijos.
El presidente de ANELE quiso resaltar también las “pérdidas multimillonarias” que la paralización de la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE) ha supuesto para las editoriales y que ellos estiman en unos 50 millones de euros.
La facturación total en libros de texto durante el pasado curso fue de 568 millones de euros, una cifra a la que habría que sumar los 58 millones de euros que supone la compra de diccionarios, libros de lectura o enciclopedias.
Las grandes superficies consultadas por Efe pueden llegar a realizar descuentos de hasta el 25 por ciento, mientras que las pequeñas librerías sólo llegan, en el mejor de los casos, al 5 por ciento.
Según la portavoz del Gremio de Libreros de Madrid, Paloma Alvargonzález, esto se debe a que las grandes superficies y almacenes pueden comprar grandes cantidades a precios muy competitivos, lo que, a su juicio, supone una “competencia desleal” a las librerías, que en muchos casos no pueden permitirse ningún descuento porque son negocios familiares dedicados exclusivamente al negocio editorial.
Lo cierto es que en función de donde se adquieran, los padres con hijos en edad escolar puedan ahorrarse hasta un 25 por ciento en los textos de Primaria y Secundaria y un 15 por ciento en los de Bachiller e Infantil.
Precisamente, los textos de Bachiller eran el año pasado los más caros, con un coste aproximado de 16,7 euros por ejemplar, seguidos de los de Secundaria, con 16,03 euros; los de Infantil, 12,82 y los de Primaria, 10,05 euros, según datos facilitados a Efe por la Asociación Nacional de Editores de Libros de Texto (ANELE).
La ANELE estima que el gasto medio en libros por alumno de Secundaria es de 113 euros, casi el doble que el de Primaria, con unos 60 euros, los dos niveles que se reparten la cuota más importante del mercado, con un 38 y 36 por ciento de las ventas totales de libros de texto, respectivamente.
La “liberalización de los precios”, según dijo a Efe el presidente de la ANELE, Mauricio Santos, “rompe la libre competencia” y deja a las librerías en una situación de “indefensión” frente a los grandes almacenes por lo que, en su opinión, habría que modificar la ley y aplicar precios fijos.
El presidente de ANELE quiso resaltar también las “pérdidas multimillonarias” que la paralización de la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE) ha supuesto para las editoriales y que ellos estiman en unos 50 millones de euros.
La facturación total en libros de texto durante el pasado curso fue de 568 millones de euros, una cifra a la que habría que sumar los 58 millones de euros que supone la compra de diccionarios, libros de lectura o enciclopedias.