L D (EFE) Después de aterrizar en el aeropuerto de Alhucemas procedente de Tánger, adonde se había desplazado tras el terremoto para coordinar las labores de rescate y atención a los alrededor de 30.000 damnificados, el rey acudía al hospital Mohamed V para interesarse por el estado de los heridos.
A las puertas del centro, contenidas por vallas de seguridad y un fuerte dispositivo de miembros del Ejército y la Policía, varios cientos de personas, principalmente mujeres y niños, esperaron durante varias horas para ver pasar un instante al monarca alauí. La acogida no fue todo lo calurosa como lo acostumbrado entre esos vecinos, algunos de los cuáles miraban impasibles desde las puertas de sus casas situadas en la falda de una colina frente al centro hospitalario. Más efusivo se mostró el equipo médico del hospital que, junto al ministro de Sanidad marroquí, le recibió con aplausos y los pulgares hacia arriba.
A las puertas del centro, contenidas por vallas de seguridad y un fuerte dispositivo de miembros del Ejército y la Policía, varios cientos de personas, principalmente mujeres y niños, esperaron durante varias horas para ver pasar un instante al monarca alauí. La acogida no fue todo lo calurosa como lo acostumbrado entre esos vecinos, algunos de los cuáles miraban impasibles desde las puertas de sus casas situadas en la falda de una colina frente al centro hospitalario. Más efusivo se mostró el equipo médico del hospital que, junto al ministro de Sanidad marroquí, le recibió con aplausos y los pulgares hacia arriba.
Poco después de entrar en el edificio hospitalario, donde no se permitió la entrada de los medios de comunicación, otra nueva réplica se dejó sentir en la zona y levantó una exhalación unánime entre los espectadores de la visita oficial. En el hospital Mohamed V permanecen ingresados 120 heridos de diversa consideración y 20 niños, muchos de ellos con secuelas psicológicas graves como dos que no han vuelto a hablar desde que sufrieron el seísmo. Los heridos más graves fueron trasladados a los hospitales de Rabat y Meknes, especialmente aquellos que requerían intervenciones quirúrgicas más especializadas.
Tras unos 20 minutos de recorrido por el interior del hospital, el monarca abandonó el recinto en un vehículo todoterreno del que descendió tras recorrer unos metros, donde la concentración popular era más numerosa, y se acercó a ambos lados de la calle a estrechar las manos de los vecinos, lo que desencadenó su entusiasmo y arrancó vítores. Después se marchó, saludando desde el vehículo, hacia su residencia oficial en la capital, ya que pasará en Alhucemas la noche para visitar mañana el campamento de Imzuren, donde están albergados buena parte de los damnificados.
Este campamento, a 20 kilómetros de la ciudad, se adecenta desde el viernes para calmar los ánimos de sus habitantes, que han protestado en reiteradas ocasiones porque no les llegaba la ayuda humanitaria internacional, y para ofrecer una muy mejorada imagen a los ojos del Rey. La actividad este sábado allí era frenética en limpieza, desinfección y pintura, y Mohamed VI podrá visitar mañana el recién instalado centro médico, que cuenta con todas las prestaciones que puedan requerir los afectados. Se trata de la segunda visita que el monarca alauí realiza a la zona del Rif, ya que la primera fue poco después de iniciar su reinado y culminó en Nador, algo que nunca hizo su padre, Hasan II, porque mantenía cierto distanciamiento con los rifeños.
Tras unos 20 minutos de recorrido por el interior del hospital, el monarca abandonó el recinto en un vehículo todoterreno del que descendió tras recorrer unos metros, donde la concentración popular era más numerosa, y se acercó a ambos lados de la calle a estrechar las manos de los vecinos, lo que desencadenó su entusiasmo y arrancó vítores. Después se marchó, saludando desde el vehículo, hacia su residencia oficial en la capital, ya que pasará en Alhucemas la noche para visitar mañana el campamento de Imzuren, donde están albergados buena parte de los damnificados.
Este campamento, a 20 kilómetros de la ciudad, se adecenta desde el viernes para calmar los ánimos de sus habitantes, que han protestado en reiteradas ocasiones porque no les llegaba la ayuda humanitaria internacional, y para ofrecer una muy mejorada imagen a los ojos del Rey. La actividad este sábado allí era frenética en limpieza, desinfección y pintura, y Mohamed VI podrá visitar mañana el recién instalado centro médico, que cuenta con todas las prestaciones que puedan requerir los afectados. Se trata de la segunda visita que el monarca alauí realiza a la zona del Rif, ya que la primera fue poco después de iniciar su reinado y culminó en Nador, algo que nunca hizo su padre, Hasan II, porque mantenía cierto distanciamiento con los rifeños.
