Colabora

Pedro Jiménez violó a una mujer durante otro permiso en 1992

Pedro Jiménez García, detenido este jueves como sospechoso de torturar, vejar y asesinar el pasado 5 de octubre a dos agentes en prácticas del Cuerpo Nacional de Policía en su piso del barrio de Bellvitge, en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), violó a una mujer en abril de 1992 durante un permiso, en esa ocasión de seis días.

L D (EFE) El preso cumplía entonces condena en la cárcel de Quatre Camins por dos delitos de violación, uno de ellos en grado de tentativa, y disfrutaba de su segundo permiso de salida cuando violó a una mujer que residía en El Prat (Barcelona), según han explicado fuentes de la investigación. La Policía cree que Pedro Jiménez puede ser también responsable de otra violación que se produjo en Barcelona el 27 de marzo de 2003, según las investigaciones policiales.

Pedro Jiménez, de 35 años, entró en prisión por primera vez a los 16 años. A sus condenas por robo, abusos deshonestos y violación sumó otras hasta acumular 30 años de prisión, el máximo del antiguo Código Penal. El sospechoso ha pasado 19 años en prisión y en 2005 hubiera obtenido la libertad definitiva tras cumplir los 20 años impuestos tras la refundición de delitos y reducciones de condena.

Su última salida fue el pasado domingo, después de que solicitara un permiso que fue autorizado por el juez de vigilancia penitenciaria, según las mismas fuentes.

 
Un peligro fuera de la cárcel

La historia de Pedro Jiménez García es la de un violador reincidente tan peligroso fuera de la cárcel como inofensivo dentro de ella, a tenor del historial delictivo que arrastra desde los 16 años y los favorables informes de los psicólogos, trabajadores sociales y educadores de la prisión.

Este hombre, de tan solo 1,57 de estatura, pero de complexión fuerte, ha pasado por el centro de Jóvenes de la Trinidad y por las prisiones de Ponent, Quatre Camins, Modelo y Briñas. Cuando pisa la calle, Jiménez puede convertirse en un fiero atracador a punta de navaja, capaz de robar y violar sin el menor escrúpulo. Sin embargo, en prisión su actitud parece ser radicalmente opuesta y nunca se ha revelado como un preso conflictivo.

La junta de tratamiento que informó favorablemente para que se le concediera este último permiso dijo de él, en marzo de 1993, que presentaba "una buena evolución" en el programa de tratamiento específico para delincuentes sexuales y que era una persona "trabajadora y colaboradora", que se implicaba en las actividades del centro "por iniciativa propia".

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario