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La polémica entre Sinde y De la Iglesia pone el morbo a los Goya

Desde el famoso 'No a la Guerra' del 2003, los Goya han sido recipiente de polémicas. Y este año, la ley Sinde ha dado dos tazas.

Desde el famoso 'No a la Guerra' del 2003, los Goya han sido recipiente de polémicas. Y este año, la ley Sinde ha dado dos tazas.

Todo ello en un contexto que incita a poca risa. No hay más que recordar las desastrosas recaudaciones del año 2010, nada menos que 20 millones de euros inferiores a las subvenciones estatales a todos los filmes, para atestiguarlo.

Pero, sin duda, ha sido la bronca entre el presidente de la Academia y multi nominado por Balada Triste de Trompeta, y la apodada ministra del Cine, Ángeles González Sinde, la que ha calentado los ánimos por razones extra cinematográficas.

Tras la aprobación por votos de PP y CiU de la llamada ley Sinde, que criminaliza al internauta y no soluciona el problema de la piratería, el presidente de la Academia anunció en el diario El País su dimisión como colofón a una subterránea cadena de desacuerdos con la ministra. El insurrecto, sin embargo, quiso permanecer hasta que tuviera lugar la gala de los Goya, que este año cumplen 25 años. Era la guinda del pastel en la relación entre ambos.

La ministra desplegó airada la 'operación Sinde', con toda su red de influencias dispuesta para desalojar al vasco antes de la gala y evitar así la incomodidad del posado. La vicepresidenta de la Academia, Iciar Bollaín, competidora de De la Iglesia en la mayoría de las categorías con También la lluvia, se subia al carro de las críticas contra el vasco. Entonces y ahora se antoja como la perfecta sustituta en el cargo. Sin embargo, la operación fracasó y De la Iglesia se quedó hasta la próxima convocatoria de elecciones en la institución.

Ahora todos los objetivos miran hacia las butacas 2 y 4 de la fila nueve del Teatro Real, las correspondientes a De la Iglesia y Sinde. La foto de ambos juntos es la más esperada de la ceremonia, y ha llegado a eclipsar a las nominaciones. Por cierto, que sólo Javier Bardem (que –atención- ha volado a España desde Los Angeles, y por lo tanto se llevará el premio) tiene un cartel con letras grandes como las de aquellos. El protagonista de Biutiful, y seguro ganador del cabezón al mejor actor, se sentará en la butaca dos de la primera fila.

La gala

Mientras tanto, el redux de glamour llevado a cabo por De la Iglesia ha supuesto cambios significativos y una renovada atención a todo aquello que sucede entre bambalinas. Repite Buenafuente; ensayos llevados en el más absoluto secreto; vídeos pregrabados guardados bajo siete llaves; riguroso directo (atrás quedó el polémico retraso de media hora en la retransmisión de galas anteriores); y la reedición de sorpresas como la del año pasado (la inesperada aparición de Almodóvar sellando la paz con la Academia), que éste año podría cobrar cuerpo, se dice y se sospecha, en la aparición de Roman Polanski para otorgar el premio a la mejor película... ¿O serán Robert De Niro o Sigourney Weaver, en Barcelona rodando con Rodrigo Cortés?

El discurso de De la Iglesia será el segundo de los focos de atención. El año pasado entonó la autocrítica y llamó a la comunidad cinematográfica a no mirarse tanto el ombligo. Este año, con peores recaudaciones, parece propicio a reeditarlo. ¿Sellará la paz el director de la Academia? ¿Hará alguna mención al escándalo? ¿Optará por el silencio?

De la Iglesia también ha contribuido a remozar el asunto con el cambio de ubicación y diseño de la ceremonia. El pequeño teatro Real, de tan sólo 1.750 butacas, y el paso de una alfombra verde a la roja más tradicional –de nada menos que 2.000 metros, los que separan el Palacio Real hasta un "photocall" en una carpa y las puertas del teatro-, proporcionarán un nuevo escenario a una gala para cuya retransmisión se ha dispuesto incluso de helicóptero para las tomas aéreas, así como pantallas para los transeúntes curiosos, recopila efe. Todo distinto para que nada cambie.

Mientras tanto, los colectivos de internautas preparan sus protestas, con la esperanza de no ser silenciados. El grupo Anonymous ha advertido que se presentará con máscaras en la alfombra roja para boicotear la gala debido a la ley Sinde, así como el colapso de diversas webs institucionales. De la Iglesia ha prometido escucharles. Otros colectivos son la Asociación de Internautas y de los grupos Responsabilidad Social Ciudadana, la Plataforma Libertad 2.0, Tabula Rasa, FreeWikileaks, Partido Pirata y "No a la ley Sinde"que han optado por publicar sus protestas en Youtube.

Y no se pierdan el detalle: varias bolsas de la basura aparecieron hace semanas en el metro La Latina, y su contenido no era otro que cajas –vacías- de DVD de las películas nominadas. En las carátulas se podía leer 'Edición Especial para los Goya' ó 'Edición especial para miembros de la Academia'. ¿Tan pronto se hartaron de ellas los académicos?

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