El presidente del Gobierno continúa su gira asiática donde sus declaraciones y gestos continúan generando polémica. Después de comparar el futuro de España con el de Miguelín, un muñeco de más de 6 metros de altura que es la atracción del pabellón español en la Expo de Shanghai; de confiar en que España sepa "jugar" a economía igual de bien que al fútbol y de comparar a nuestro país con Japón, Zapatero ha hecho gala de su desconocimiento de la tradición oriental.
Al llegar al pabellón español en la Exposición Universal de Shanghai y bajar del vehículo oficial, una niña china le esperaba para darle la bienvenida de manera oficial. En un gesto para aparentar espontaneidad, se acercó a la pequeña y la dio dos besos, uno en cada mejilla.
De esta manera el presidente del Gobierno, acompañado por Moratinos, se saltaba una estricta regla en los usos y costumbres orientales: nunca tiene que haber en público un contacto físico entre dos personas, como máximo, estrechar la mano. La niña, sorprendida, durante unos segundos no supo cómo reaccionar.
Pero Zapatero también aprovechó su visita a Shanghai para exhibir orgulloso la Copa del Mundo de Fútbol, que había transportado en el avión oficial.
