El empresario e influencer Ricardo Godoi -de 46 años- murió el pasado lunes 20 de enero en Itapema (Santa Catarina) cuando se disponía a hacerse un tatuaje en la espalda. Era gerente de ventas y administración, estaba casado con Rafaela Gastaldi y era padre de cuatro hijos. El brasileño se había convertido en un referente en el mundo digital por el negocio de automóviles de lujo en Balneário Camboriú.
El fallecido era CEO del Grupo Godoi, una empresa especializada en la importación y venta de superdeportivos, como Ferraris, Porsches y Lamborghinis. Y también se dedicaba a la creación de contenido en redes sociales. Contaba con más de 225 mil seguidores sólo en su cuenta de Instagram, donde compartía su material regularmente. Normalmente relacionado con el sector del motor y su estilo de vida.
"Mi objetivo es claro", señala en post dedicado a su legado en el sector automovilístico, "traer los coches más exclusivos de todo el mundo". "Quiero emocionar a los entusiastas de los coches, presentar modelos que nunca se han visto en suelo nacional y hacer historia como un importador que busca lo único, lo raro y lo diferente", continúa. "Más que autos, traigo sueños". A tenor de sus publicaciones, Godoi era entusiasta y amante de los placeres de la vida.
Perfil personal
Otra parte a destacar de su perfil es que se presentaba como alguien muy religioso. En sus post, Godoi resaltaba su fe y sus principios. "Jesús es el camino", indica la biografía de su cuenta en Instagram. De hecho, una de las poses más repetidas entre las imágenes publicadas es la del influencer mirando al cielo y señalando hacia arriba con el dedo.
Es descrito por amigos cercanos como un ‘’gran padre’’ y un ‘’esposo ejemplar’’. Su equipo informó de su muerte a través de su cuenta oficial de Instagram. En el comunicado compartían cómo era él, "su alegría, generosidad y luz seguirán estando presentes en nuestros recuerdos y cada historia que ayudó a construir".
¿Por qué murió?
El influencer informó en sus redes de que se iba a someter a un procedimiento quirúrgico. Quería realizarse un tatuaje en la espalda y se tenía que someter a anestesia general. El grabado en su piel ni siquiera comenzó, ya que sufrió un paro cardíaco durante la intubación.
Los exámenes médicos previos indicaban que estaba en buenas condiciones de salud. La familia de Ricardo corroboró que llevaba al menos cinco meses sin tomar esteroides anabólicos, ya que él y su mujer estaban intentando tener otro hijo.