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La nueva versión del 'rey del cachopo' sobre la muerte y descuartizamiento de su novia, croquis incluido

Román dice que la muerte de Heidy fue accidental, que "el arma se disparó". Pidió ayuda a su tío y decidieron "erróneamente" ocultar el cadáver.

Román dice que la muerte de Heidy fue accidental, que "el arma se disparó". Pidió ayuda a su tío y decidieron "erróneamente" ocultar el cadáver.
El 'rey del cachopo' facilita un croquis con la localización de los restos de su víctima. | Facebook/Europa Press

César Román Viruete, condenado a 15 años de cárcel por asesinar y descuartizar a su novia en 2018, se ha aficionado al envío de cartas a la Audiencia Provincial de Madrid. En esta ocasión, para dar una nueva versión de cómo se produjo la muerte de la víctima —Heidy Paz, una joven hondureña de 25 años— y descargarse de responsabilidad en los hechos que le llevaron a estar entre rejas. Todo apunta que con el propósito de recibir beneficios penitenciarios.

El preso, más conocido como el ‘rey del cachopo', dice ahora que "el arma se disparó fatalmente" de forma fortuita durante una "absurda discusión" por motivos económicos y que un tío suyo —ya fallecido— fue quien se encargó de descuartizar el cadáver de la víctima tras el supuesto accidente. Según señala en la misiva, acudió a él por sus conocimientos en la materia. Él estudió medicina e hizo prácticas forenses.

"Tomamos la tremendamente equivocada y errónea decisión de ocultar lo sucedido, deshaciéndonos del arma y el cadáver, conviniendo que sería Miguel quien lo hiciera", explica Román en su carta, "mientras yo simulaba una vida lo más normal posible". Así justifica que ahora quiera resarcirse, dando el lugar exacto en el que fueron enterrados los restos de Heidy que no se han hallado.

La muerte de Heidy

Román explica en su carta que ambos se encontraban en la nave de una de sus empresas en Usera, en la que se encontró el torso de Heidy en el interior de una maleta, cuando empezaron a discutir. Él —admite— se puso agresivo con su novia y ella se asustó, por lo que cogió una pistola que llevaba para su "seguridad personal" y le apuntó con ella. "Seguramente con el único ánimo de aplacarme o de que cesara en mi actitud", señala él.

El varón intentó arrebatársela y en el forcejeo —asegura— "el arma se disparó fatalmente", impactando una bala en su cabeza. Según esta nueva versión, ella falleció al instante y entró en pánico. Entonces, pidió ayuda a su tío para deshacerse tanto del arma como del cadáver. Este familiar fue precisamente quien descuartizó el cadáver. Cosa que él —afirma— desconocía y lamenta.

Cambio de versión

Desde que fuera detenido —el 16 de noviembre de 2028, en el establecimiento en el que estaba trabajando como cocinero en Zaragoza— hasta hace un año, Román mantuvo que era inocente y que no había tenido nada que ver en la muerte de quien fuera su novia. La versión que ofreció durante todo este tiempo era que su pareja fue asesinada por su relación con un vuelco (robo de droga) y que un grupo de policías corruptos habían manipulado las pruebas para hacerle parecer culpable.

Sin embargo, en marzo de 2024, hace llegar al juzgado un escrito en el que confiesa el crimen y pide perdón a la familia de la víctima. En este momento empieza un baile de idas y venidas en las que: dice, se desdice a través de su abogada, la desdice a ella y cambia de letrado, reconoce los hechos pero sin dar detalles de los mismos ni facilitar la localización de los restos, y finalmente —ahora— comparte los datos que faltaban para completar un puzle en el que, eso sí, las piezas encajen a su favor.

¿Dónde están los restos?

Una vez que su tío Miguel y él convienen que lo mejor es ocultar el cadáver de Heidy, deciden que el mejor lugar para hacerlo es Carranque, en la provincia de Toledo. Un lugar que ambos conocían bien. En concreto, en un paraje "conocido popularmente como Las Cárcavas, cerca del parque arqueológico".

Según dice, los restos que faltan del cuerpo de su novia están enterrados "antes de cruzar el puente sobre el río Guadarrama, en una zona formada por montañitas situadas a unos 500 metros del parking". "Frente al merendero, a la izquierda del puente, la fuente y el arroyo seco", detalla en el escrito, que acompaña de un croquis bastante detallado.

Es sí, advierte, no conoce el lugar exacto porque fue Miguel quien se encargó de hacerlo y él no le acompañó. Casualmente, este familiar —que asumió altruistamente la terrible tarea de deshacerse del cadáver de la joven hondureña— está muerto y no puede ni contradecir ni defenderse de las acusaciones que ha vertido sobre él su sobrino.

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