
La policía francesa ha detenido este martes en la localidad de Béziers, al sur del país, al principal sospechoso de haber asesinado a tres agricultores españoles en apenas tres meses, entre noviembre de 2023 y enero de 2024. Los crímenes, cometidos en zonas rurales de Navarra y Lérida, causaron un gran revuelo por su extrema violencia, su aparente aleatoriedad y la total ausencia de testigos.
El arrestado, Allal El Mourabit, ha sido localizado en el barrio de Faubourg tras un operativo coordinado entre la Guardia Civil, la Policía Nacional, los Mossos d’Esquadra y la policía francesa. El caso está dirigido por el Juzgado de Instrucción nº 3 de Tudela, que había emitido una orden europea de detención. El sospechoso se resistió con violencia al arresto, provocando lesiones leves a dos agentes, y tuvo que ser reducido con una pistola eléctrica.
#OperacionesGC | Detenido en Francia el autor de tres homicidios ocurridos en las Provincias de Navarra y Lérida.
➡️Las investigaciones, desarrolladas en paralelo por la Guardia Civil, la Policía Nacional y los Mossos de Esquadra, mediante la creación de un Equipo Conjunto de… pic.twitter.com/4aGYRmA7Ut
— Guardia Civil (@guardiacivil) March 26, 2025
Crímenes sin testigos
La investigación, bautizada como Operación Olivar, comenzó tras el primer crimen, cometido el 23 de noviembre de 2023 en un olivar del paraje de Gardachales, en Tudela (Navarra). La víctima, Pedro Oyón Villahermosa, de 68 años, fue hallada con múltiples cuchilladas y signos de agresión. En ese momento se consideró un caso aislado, sin móvil aparente.
El 21 de diciembre, a tan solo 17 kilómetros, apareció muerto José Luis Aguado Martínez, de 80 años, en su huerta de Ribaforada. En un primer momento se sospechó un accidente con la motoazada que utilizaba, pero la autopsia descartó esa hipótesis. Su vehículo, un Opel Astra rojo con matrícula NA-7965, había desaparecido.
El coche fue localizado el 31 de diciembre en una zona de frutales de Lérida. Cinco días más tarde, el 5 de enero de 2024, se produjo el tercer crimen. Ramón Rosell, de 84 años, fue asesinado mientras podaba árboles en Vilanova de la Barca (Lérida). El autor volvió a huir en el coche de la víctima, otro Opel Astra, esta vez gris. Los Mossos d’Esquadra reconstruyeron su fuga: el sospechoso se saltó un control en la C-14, cruzó Andorra en 56 minutos y fue captado en la frontera de La Farga de Moles a las 12:59 y, casi una hora más tarde, en Pas de la Casa.
ADN, robos y una huida trazada paso a paso
El modus operandi —ataques por sorpresa, extrema violencia, víctimas de edad avanzada y robo del vehículo— y la coincidencia de un perfil genético en los tres escenarios permitieron unificar las investigaciones. Se conformó un equipo conjunto que, durante más de 14 meses, rastreó hospitales, albergues de temporeros, centros de salud, antenas de telefonía, fincas y alojamientos rurales.
Varios retratos robot y un testimonio clave de una mujer permitieron identificar al sospechoso. La imagen facilitada por esta testigo fue decisiva. Además, los investigadores habían vinculado al autor con otros dos incidentes violentos previos: en uno, un testigo lo vio portando un machete en una zona de la Ribera navarra; en otro, se hallaron restos de su paso por una zona donde dormía a la intemperie.
La combinación de pruebas, el seguimiento de sus movimientos y el rastreo minucioso de datos permitió localizar su escondite en Béziers, donde se ocultaba en un suburbio, durmiendo en solares o construcciones abandonadas. Aunque el detenido cuenta con antecedentes por delitos vinculados al yihadismo, las autoridades descartan de momento que los crímenes respondan a una motivación ideológica. Todo apunta a una escalada de violencia cometida durante una huida desesperada tras el primer asesinato. El caso se mantiene bajo secreto de sumario. El Mourabit será puesto a disposición de las autoridades españolas en los próximos días.


