Desmantelan en Valencia un narcopiso con máquina expendedora de droga y vía de escape secreta

La Policía Nacional ha desmantelado en Torrente (Valencia) un sofisticado punto de venta de estupefacientes camuflado en el interior de una vivienda del barrio del Xenillet, que había sido transformada en una auténtica fortaleza. El inmueble, completamente "bunkerizado", albergaba una máquina expendedora de droga, una peluquería ilegal perfectamente equipada y una tragaperras, todo ello dentro de un entramado diseñado para sortear cualquier control policial.

La operación se ha saldado con la detención de un hombre de 35 años, con antecedentes, como presunto autor de un delito de tráfico de drogas. Tras su arresto, fue puesto a disposición judicial.

Inicio de la investigación

La investigación se inició el pasado mes de marzo, cuando los agentes identificaron un punto de venta de droga muy activo en la zona. A medida que avanzaban las pesquisas y se acumulaban los indicios sobre la actividad delictiva y la identidad del responsable, los investigadores solicitaron la entrada y registro del domicilio, que fue autorizada por la autoridad judicial.

Una vez obtenida la orden, los agentes accedieron a la vivienda, encontrándose con un acceso altamente reforzado: una puerta de hierro y una cancela corredera del mismo material, de unos diez centímetros de grosor, similares a las de una celda. En el interior, se descubrió una trampilla metálica oculta, que daba paso a una escalera con salida directa a los patios interiores del edificio y al portal colindante, presumiblemente diseñada como vía de escape ante posibles registros.

Droga y máquina expendedora

Durante la intervención policial se incautaron importantes cantidades de droga: 104 gramos de cocaína, 783 de marihuana, 742 de hachís, 87 pastillas de éxtasis y 45 galletas elaboradas con cannabis. También fueron intervenidas dos básculas de precisión y 1.905 euros en efectivo, presuntamente procedentes de la venta ilegal.

Uno de los elementos más llamativos del operativo fue la localización de una máquina expendedora que el detenido utilizaba para dispensar las dosis a los compradores que accedían al domicilio, una estrategia con la que pretendía automatizar el tráfico de droga y minimizar los contactos directos. A ello se sumaba la presencia de una peluquería ilegal montada con todos los elementos necesarios para su actividad, lo que daba una apariencia de normalidad al inmueble.

La estructura del domicilio no dejaba lugar a dudas sobre su propósito. Además del blindaje metálico en los accesos y de la vía de escape oculta, el piso contaba con distintos elementos pensados para dificultar cualquier intervención policial rápida.