
Este domingo se iban a cumplir dos meses desde que desapareció Mati Muñoz, la turista española —de 72 años y natural de Ferrol— fue vista por última vez el pasado 1 de julio en la isla indonesia de Lombok, a la que había llegado unos días antes y en la que pasaba largas temporadas cada año.
Sin embargo, la historia de María Matilde Muñoz Cazorla, conocida como "Mati", ha concluido de la peor manera posible. La turista española fue hallada sin vida ayer, 30 de agosto, en una playa cercana al hotel donde se alojaba. La Policía local ha detenido a dos hombres, un empleado del hotel y un exempleado, que confesaron haber planeado y ejecutado su asesinato.
Una desaparición rodeada de incógnitas
Mati, originaria de Ferrol y azafata jubilada, llegó a Indonesia a finales de junio y se instaló en el hotel Bumi Aditya, en la zona de Senggigi, donde había reservado veinte noches por adelantado. La última vez que se la vio con vida fue entre el 1 y el 2 de julio. A partir de entonces, dejó de contestar llamadas y mensajes, algo inusual en ella según ha explicado su familia.
El 6 de julio, desde su número de teléfono, se envió un extraño mensaje a una empleada del hotel afirmando que se marchaba de urgencia a Laos. El texto levantó las primeras sospechas de familiares y amigos, por su redacción y sus numerosas faltas de ortografía, que aseguraban que no se correspondía con su manera de expresarse.
El 24 de agosto, semanas después de la denuncia presentada en España, parte de sus pertenencias (ropa, libros, sandalias y una mochila) fueron encontradas en un contenedor de basura del propio hotel. Sin embargo, seguían sin aparecer su pasaporte, su móvil ni sus tarjetas bancarias.
Críticas a la investigación
La familia de la turista denunció retrasos y contradicciones en la actuación de las autoridades indonesias. La búsqueda formal no comenzó hasta el 13 de agosto, casi seis semanas después de su desaparición. Tampoco se interrogó en un inicio a los empleados del hotel, ni se activó de inmediato la alerta de Interpol, que tardó tres semanas en emitir la alerta. Estos retrasos han podido dar tiempo a los sospechosos para borrar pruebas, rastros y los objetos personales de Mati Muñoz.
Pero la investigación dio un giro este sábado, 30 de agosto, cuando agentes indonesios encontraron el cadáver de Mati enterrado en la arena de una playa cercana, en avanzado estado de descomposición. Ese mismo sábado, dos hombres fueron detenidos: un trabajador del hotel y un exempleado, ambos residentes en Senggigi.
Según la Policía, los arrestados confesaron haber entrado en la habitación de la turista por una ventana, atacarla con una barra de hierro y ocultar el cuerpo con la intención de robarle dinero y objetos personales. Pero aún no hay un documento oficial que precise si la causa de la muerte fue por traumatismo, asfixia o por otra razón.
Por lo que el informe del forense, que conoceremos en los próximos días, será clave para saber la fecha exacta del fallecimiento de Mati, algo clave para cotejarlo con los movimientos y testimonios del personal del hotel.
Los arrestados también admitieron haber sido ellos quienes enviaron el mensaje desde el teléfono de la víctima, en un intento de simular su marcha repentina del país. Sin embargo, por el momento no han aparecido ni su pasaporte ni las tarjetas de crédito. Algo que también podría aportar valiosas pruebas a la investigación. Lo que sí ha aparecido es su móvil. Según la Policía, este sábado encontraron su teléfono en poder de una persona que al ser requerida por la policía reconoció que lo había comprado en el mercado negro. Y de ahí se llegó hasta el primer detenido, que tras el consiguiente interrogatorio acabó incriminando a su compañero de fechorías.
Aunque la confesión ha permitido localizar el cuerpo y reconstruir parte del crimen, aún se esperan los resultados de la autopsia para determinar la causa exacta de la muerte. También queda por resolver si hubo más implicados o encubrimiento por parte de terceros, así como los detalles del proceso judicial en Indonesia.
Y es que durante el interrogatorio, los principales sospechosos han dicho que no fue un robo ni un plan orquestado, sino que en el hotel los dos detenidos pusieron la música a un volumen excesivo durante la noche y por ello Mati les pidió que lo bajaran. De ahí, se pasó a un discusión en donde uno de ellos acabó empujándola. Siempre según la versión de los detenidos, Mati se cayó de espaldas quedando inconsciente. A partir de ahí, la policía sigue realizando sus pesquisas.
La familia de Mati, que había calificado el caso como "un crimen de manual", espera ahora la repatriación del cuerpo y reclama que se depuren responsabilidades por los retrasos que, a su juicio, marcaron la investigación desde el inicio. La familia insiste además en las contradicciones que hay en los testimonios de los dos trabajadores.
Todavía no se sabe cómo será el juicio, ni qué cargos se presentarán exactamente ni qué penas podrían enfrentar los detenidos. Indonesia tiene un sistema judicial estricto y, en algunos casos, aplica la pena de muerte en asesinatos con agravantes.

