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'Crónica negra' con Alfonso Egea: se reactiva la búsqueda de Mari Trini y su bebé 38 años después

Una jueza de Gijón ordena vaciar una balsa minera en Ribadesella donde podrían hallarse los restos de la joven y su hija desaparecidas en 1987.

Captura de vídeo de Mari Trini. | Cuatro

La Policía Nacional ha reabierto uno de los casos más oscuros de la crónica negra asturiana: la desaparición de María Trinidad Suardíaz, conocida como Mari Trini, y su hija Beatriz, de apenas 13 meses, de quienes se perdió toda pista en 1987.

38 años después, los agentes de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) han retomado la búsqueda tras el testimonio de un vecino que asegura haber visto cómo el marido de la joven, conocido como el Portugués, arrojaba dos vehículos por un acantilado en una antigua balsa minera de Ribadesella.

Una vida marcada por la violencia

La historia de Mari Trini es la de una mujer que nunca tuvo una oportunidad. Nacida en 1962 en una familia humilde del concejo de Colunga, creció junto a sus hermanos –todos ellos, también Mari Trini, con cierta discapacidad intelectual– bajo la tutela de su abuela debido a las dificultades de sus padres. Su vida cambió al conocer a Antonio Da Silva, alias el Portugués, un hombre violento y pendenciero dedicado al contrabando de tabaco. Se casaron en 1985, cuando ella tenía 22 años y él ya rozaba los 40.

Los vecinos recuerdan años de encierros y malos tratos. Mari Trini llegó a arrojar notas por la ventana pidiendo ayuda. Tras varios traslados, se refugió en una casa de acogida en Gijón junto a su hija recién nacida, pero su agresor volvió a encontrarla. Poco después, ambas desaparecieron sin dejar rastro.

El marido siempre sostuvo que se habían marchado por voluntad propia, pero la Policía nunca creyó esa versión. Durante años, se registraron sus viviendas sin éxito. Extrañamente, ningún familiar denunció la desaparición hasta 2001, cuando un hermano de Mari Trini acudió finalmente a las autoridades. Para entonces, el caso ya estaba frío.

La balsa que podría resolver el misterio

El giro llegó ahora, casi cuatro décadas después. Una jueza de Gijón ha autorizado el vaciado de la balsa minera de Ribadesella tras comprobar que efectivamente hay dos coches sumergidos bajo dos metros de agua y capas de lodo. El objetivo: determinar si en su interior podrían encontrarse los restos de la joven y su bebé.

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Fuentes policiales confirman que el drenaje será inminente, a la espera de la llegada de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) para colaborar en las labores de vaciado.

El periodista de investigación Alfonso Egea, que ha seguido el caso de cerca, lo explica así: "Te voy a decir lo que va a pasar de inmediato. Hablé con la policía asturiana y la balsa se va a vaciar. Están esperando a que lleguen efectivos de la UME. Un testigo habla de dos coches arrojados; los coches están."

Según Egea, los investigadores creen que el Portugués podría haber usado dos vehículos distintos para ocultar los cuerpos por separado, aunque las pruebas serán difíciles de obtener después de tantos años.

Una investigación contra el tiempo

La reapertura del caso llega en un contexto judicial complejo. El principal sospechoso, el Portugués, tiene hoy 81 años, reside en una residencia de ancianos en León y padece demencia senil, lo que complica cualquier intento de imputación.

Egea lo resume con cautela: "El problema va a llegar con el intento de darle alguna responsabilidad al Portugués. Mucha jurisprudencia habla de que cualquier investigación paraliza la prescripción. Algún abogado podría decir que el delito podría ser perseguido, pero tendría que acusar a un señor con demencia en una residencia. Es complicado."

A pesar del paso del tiempo, los familiares aún esperan poder recuperar los restos de Mari Trini y su hija para darles sepultura. "Algo quedará, algunos restos esqueléticos, pero suficientes para darle santa sepultura, como la familia quiere", explica Egea. "Desearía que estuvieran ahí, pero soy muy pesimista al respecto."

El silencio de los años ochenta

El periodista recuerda además que el caso ilustra una época en la que la desaparición de personas podía quedar sin investigación durante años. "Desde 1987 hasta 2001 no hubo ninguna denuncia. Era una época policial muy oscura en nuestro país. La gente podía desaparecer y, si nadie denunciaba, no se investigaba. No había rastro digital. Había familias sin contacto durante décadas."

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Los agentes confirman que el hallazgo de los dos coches es real, pero el trabajo de extracción será laborioso: "Esta mañana me han dicho que hay dos metros de agua, pero puede haber más de lodo. El hallazgo está, pero necesitan maquinaria, ya que es una balsa minera que hay que vaciar por completo. Nos quedan varias semanas por delante", señala Egea.

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