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Agapito Maestre

¡Estado policial!

¿Por qué tienen menos credibilidad las palabras de Cospedal que las de Zapatero? ¿Qué tipo de legitimidad puede aportar Zapatero que nos conduzca a desconsiderar la crítica de Cospedal al Gobierno socialista?

Porque produce miedo pensar que vivimos en un "Estado policial", según las declaraciones de los dirigentes del PP, es menester tomarse en serio las palabras de la segunda personalidad jerárquica dentro del organigrama del PP. Más allá del histrionismo que caracteriza a los políticos, y por supuesto más acá del cinismo de Zapatero que niega con parsimonia la plausibilidad de ese diagnóstico, quien repare brevemente sobre esas declaraciones, o sea, vea un mínimo síntoma de que la España de los socialistas siempre ha estado amenazada por un Estado policial, y no sienta un cierto malestar político, en mi opinión, es que no sabe qué es ser ciudadano, aparte de que mostrará un desconocimiento absoluto de la historia de las escuchas ilegales de los socialistas en el poder.

Eso por no hablar, en otro orden de ejemplos, de las tentaciones gubernamentales a la hora de organizar jornadas de caza y persecución de la oposición; en esa perspectiva, es difícil olvidar las jornadas cinegéticas del anterior ministro de Justicia con policías y fiscales, o, más recientemente, la "instigación" de la vicepresidenta del Gobierno al Fiscal General del Estado para que recurra la sentencia sobre el caso Camps.

No plantearé, sin embargo, la cuestión en términos históricos ni de lucha por ser mejores ciudadanos. Prefiero interrogarme de una manera estrictamente politológica, es decir, tratando de objetivar y racionalizar al máximo el debate acerca de "si estamos o no en un Estado policial". En efecto, creo que es menester proceder como si no supiéramos de antemano, por un lado, quiénes son y, sobre todo, cómo se comportan los socialistas en el poder; del mismo modo, por supuesto, deberíamos actuar con los peperos, o sea, pongamos entre paréntesis lo pardillo que pueden ser los dirigentes populares cuando están en la oposición.

Preguntemos, pues, de modo contra-fáctico: ¿Por qué tienen menos credibilidad las palabras de Cospedal que las de Zapatero? ¿Cuáles son las razones que nos llevarían a decir que Cospedal exagera? ¿Qué tipo de legitimidad puede aportar Zapatero que nos conduzca a desconsiderar la crítica de Cospedal al Gobierno socialista, según han hecho casi todos los medios de comunicación, desde los más preocupados por servir al Gobierno, por ejemplo El País, hasta los más prudentes o tibios que tratan de ser "objetivos" y mantienen que, antes de descalificar a la Justicia –léase Estado de Derecho–, "hemos de considerarla como lo es, con presunción de inocencia", según palabras de Ángel Expósito, director de ABC?

Desde luego, hay un tipo de legitimidad –otro día me referiré a otros seis como mínimo– que el actual presidente del Gobierno no puede esgrimir contra la señora Cospedal. Es la que llaman los científicos de la política "legitimidad de experiencia" o de "utilidad"; se trata, en verdad, de exhibir las contribuciones prácticas del Gobierno de Zapatero para que nos creamos que es, en efecto, un Gobierno responsable y defensor del Estado de Derecho. Pocas, muy pocas, acaso ninguna, sean las contribuciones que Zapatero puede poner sobre la mesa para que nos creamos que él es más responsable que Cospedal.

¿O pueden tildarse de modélicas, desde el punto de vista del Estado de Derechos, las detenciones de los dos militantes del PP por una "presunta" agresión a José Bono en su etapa de ministro de Defensa? ¿O acaso imagina alguien que negar la crisis económica, cuando todos la reconocían, es más responsable que intentar atajarla empezando por decir la verdad? ¿Quién puede llamar responsable a quien ha negociado con los terroristas de ETA sin tener en cuenta a las víctimas del terrorismo? ¿Es quizá una seña de legitimidad política consentir a los chantajes de De Juana Chaos y llamar "hombre de paz" a Otegi? ¿Es una manera responsable de gobernar España trocearla al permitir un Estatuto de Cataluña que, según todos los especialistas en derecho constitucional, es peor que anticonstitucional, es contra constitucional? ¿Tiene que ver algo con la razón de Estado ceder a las peticiones chantajistas de Esquerra Republicana en la nueva financiación autonómica?..

En fin, si de legitimidad y, sobre todo, de legitimidad moral y de experiencia hablamos a la hora de referirnos a los políticos, en estos momentos la señora Cospedal, por poca que tenga, tiene muchísima más que Zapatero.

En España

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