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Amando de Miguel

Palabras difíciles, ideas claras y distintas

Grecia es ahora un protectorado de Alemania; por cierto, como quiso Hitler que lo fuera. Lo seremos también nosotros, los hispanos, si seguimos confiando en imbéciles y atrabiliarios como gobernantes.

Arsenio Arribas me pregunta por la significación de la palabra "enara". Es una marca comercial para designar a ese cartel que se desenrolla para colocarlo en un acto público. Mi predicción es que el nombre comercial acabará siendo un genérico. De momento no tenemos el equivalente castellano para ese artilugio tan útil. Podría ser "rol" o "cartelina". A nuevas realidades, nuevas palabras.

Francisco Pérez-Polo arguye que la palabra "atrabiliario" se utiliza mal, al considerarla como equivalente de arbitrario, irracional, falto de juicio. En efecto, todo eso quedaría mejor con la voz "imbécil", a pesar de que mi admirado Raúl del Pozo sostiene que quiere decir el que no tiene mando, simbolizado por el báculo o bastón. En cambio, según mi opinión, la calificación de "atrabiliario" quedaría mejor para llamar raro o extravagante a alguien. Pongo por ejemplo: ZP es un imbécil en el sentido primigenio del término, esto es, de mente flaca, falto de juicio. En cambio, la señorita Pajín, pizpireta ella, quedaría como un ejemplar atrabiliario en el parnaso político. Naturalmente, se trata de juicios subjetivos, pero yo soy un sujeto, no un objeto. Para otras personas, los turiferarios del Gobierno, ZP sería un taumaturgo y la Pajín una vestal del templo de la democracia. Todas son palabras griegas, de cuando Grecia era un imperio. Ahora es un protectorado de Alemania, por cierto, como quiso Hitler que lo fuera. Lo seremos también nosotros, los hispanos, si seguimos confiando en imbéciles y atrabiliarios como gobernantes.

Agustín Fuentes, tan leído, quiere importar la voz "sexalescencia" para describir la especie de resurrección que se produce a los 60 años de edad. Emancipados ya los hijos, muchas personas a esa edad empiezan a estudiar lo que realmente les gusta o emprenden las actividades económicas para las que se sienten dotadas. En resumen, despliegan curiosidad y vitalidad. Estupendo. Incluso me gusta la ambigüedad de la raíz "sex" que alude a los 60 años y a lo que todos ustedes están pensando. Claro que yo me quedaría con "septalescencia", pero me parece que no va a tener éxito. Un sexagenario puede ser voluptuoso, como el de Delibes, pero a los septuagenarios nos queda solo la nostalgia. Por cierto, don Agustín me critica que yo aluda a que me encuentro "en la última vuelta del camino". Es claro que me refiero al famoso título de las memorias de mi admirado Pío Baroja. Por cierto que, cuando las imprimió, al donostiarra le quedaban más de 20 años por delante. Confío yo también en esa milagrosa longevidad. Así pues, lo siento por mis rivales y enemigos, porque la última vuelta del camino va a ser más larga de lo que ellos imaginan.

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