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Noche de elecciones con el matrimonio Ferreras-Ana Pastor

El matrimonio de periodistas fue el encargado de dirigir al alimón el programa de La Sexta sobre la cita electoral en Andalucía.

El matrimonio de periodistas fue el encargado de dirigir al alimón el programa de La Sexta sobre la cita electoral en Andalucía.
Ferreras y Pastor | Imagen de vídeo

La Sexta ofreció a sus espectadores en la noche del domingo una programación muy familiar. En concreto fue la familia Ferreras-Pastor la encargada de conducir las cuatro horas largas de programación en las que se siguió al detalle el resultado de las elecciones andaluzas.

La victoria de Susana Díaz y el éxito moderado de Moreno Bonilla, que apenas perdió 17 escaños, fueron lo más comentado de la noche. Ferreras –así lo llamaba Ana Pastor, "nos vamos con Ferreras", y tal-, no pudo reeditar la noche fastuosa de las pasadas elecciones europeas, cuando los pablemos sacaron cinco eurodiputados y sentenció, como sólo un periodista de La Sexta puede hacerlo, que el bipartidismo había muerto "en este país". Tan muerto está el sistema de dos grandes partidos que en Andalucía sólo ha sacado 80 diputados de un total de 109, mientras que los pablemos, que contaban con trincar no menos de 22 asientos, al final se quedaron en 15. El pueblo, que se empeña en votar a las "élites extractivas" en lugar de a la lozana candidata Rodríguez, qué se le va a hacer.

Y el caso es que la noche estaba para que Ferreras gritara nuevamente eso de "¡terremoto político!", a cuenta de un resultado espectacular de Podemos que finalmente quedó en una cosa aseadita pero sin muchas pretensiones. Si en una región tan dada al cachondeo y al subsidio los pablemos sacan sólo 15 escaños, el camino a La Moncloa de Iglesias igual es más largo de lo que Monedero tenía previsto.

Pero la inefable lideresa podemita en Andalucía, cuyas intervenciones siempre resultan deliciosas por esa mezcla de rusticidad, ignorancia y sectarismo, salvó la evidente decepción de sus filas apelando a que, por fin, en el parlamento andaluz iba a haber gente. "Porque nosotros somos gente", aclaró a sus seguidores. El secretario de Organización de pablemos, que también salió a la palestra, quiso estar al nivel de la protagonista de la noche y apareció balbuceando lo que llevaba escrito en un folio, mientras las cámaras de La Sexta enfocaban a Errejón poniendo su cara habitual de estar intensamente concentrado.

Pero el triunfador de la noche, al menos en el aspecto televisivo, fue el gran Rafael Merino, representante del PP en el negociado de Ana Pastor que, a falta de celebrar una victoria inexistente, se dedicó a atacar a Ciudadanos con una saña y falta de talento que, sin duda, le habrá hecho ganar muchos puntos a los ojos de los dirigentes de Génova.

La decepción de los pablemos impidió a Ferreras sacar lo mejor de sí mismo. Ana Pastor, en cambio, hizo gala de su habitual escepticismo y, además, se encargó de dejar claro que el programa de anoche era también cosa suya. De ahí que fuera ella la que le daba la palabra "a Ferreras" cuando lo consideraba oportuno. Lo hizo siempre con tanta autoridad que, en vez de a una pareja de periodistas de mucho progreso, parecía que estábamos viendo debatir a Susana Díaz y Moreno Bonilla.

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