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Rosa Belmonte

La rosa púrpura de Murcia

Detrás de cada fucker con mechas hay una mujer desnuda.

Detrás de cada fucker con mechas hay una mujer desnuda.
Merlos, Jorge Javier y Marta López | Telecinco

En el último número de Entertainment Weekly han diseminado por sus páginas varias siluetas de Charo Baeza en pequeñito. Me he acordado de ese homenaje a la murciana al ver en Sálvame a una chica desnuda pasando por la parte baja de la pantalla. Una chica caminado con la elegancia de Chiquito de la Calzada. Javier Negre es de los que cree (o dice) que Sálvame es un programa del corazón, excepto cuando él ha ido a tratar algún tema importante (alguna cosa de sucesos y espeluznes semejantes en las que el programa no debería entrar). No me interesa el corazón, decía por un pasillo a Jorge Javier Vázquez. Qué ternura, lo mismo cree que son mucho más serias las tertulias políticas televisivas. No sé, tanto la de Ana Rosa como la de Sonsoles Ónega como la de Joaquín Prat (que ha tenido un encontronazo con Risto por Negre). En esas tertulias, Negre habla de teorías de conspiración. Con esto del folleteo nos despistan y no se habla del Gobierno de la mentira, de los muertos… Lo de siempre.

Como si a Iván Redondo no le hubiera venido ya de perlas el mismo programa de YouTube Estado de alarma antes de que Alfonso Merlos, como en La rosa púrpura de Murcia, se hubiera escapado de una película de Esteso y Pajares con chica desnuda. Esteso (y Pajares) de Alarma. Aunque no podemos tener sólo estas referencias cinematográficas. Hay que reconocer el gran plano secuencia de Jorge Javier y Marta López cuando el lunes se trasladaron desde el plató de Sálvame al de Todo es mentira en busca de Merlos (misma productora, pero desde luego esperaron a que acabara). Ese plano secuencia es como del principio de Sed de mal. Sed de notoriedad (hasta que te estalla).

Lugar común. Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer (o una sorprendida). Novedad en el cliché. Detrás de cada fucker con mechas hay una mujer desnuda. Los personajes del sainete son muy graciosos. Vale que todos podemos ser un chiste para cualquiera. Ya decía Pla que en cuanto uno se pone a escribir para el público entra en la categoría de justiciable, de proscrito. Si sales en la televisión la cosa aumenta. Y si sales con una teoría de la conspiración ya ni te cuento. Que se habla de Merlos en lugar de hablar de Sánchez. Vamos, anda. Que yo sepa, en los telediarios y en las tertulias políticas no se habla de este par de dos (salvo si ellos salen). Se habla en programas ligeros. Y en Sálvame, Viva la vida o Socialité no estaban hablando del Gobierno de la mentira antes de desviarse para hablar de Merlos y Negre. Estará desviándose Antonio Maestre para reírse (más) de Negre. O Ada Colau para soltar una de sus memeces: "Hacía tiempo que nadie le callaba la boca al fascismo en prime time y con tanto estilo. Gracias Jorge Javier Vázquez". Ay, madre, que el fascismo es el pobre Antonio Montero. Y el prime time, la tarde. Y todo por lo de JJ afeando que se hablara del chalet de Galapagar y acabara diciendo que Sálvame es un programa de "rojos y maricones". Lentejas. Hombre, Kiko Hernández y Belén Esteban no parecen muy rojos. Lo que no sé es a qué vienen las sorpresas. Jorge Javier es el dueño de cortijo y puede decir lo que le salga de las narices. Eso ya lo sabemos. A él no le repercute algo que a otros les puede parecer una salida de tono. No es Bettie Friedan perdiendo los estribos al final de su debate con Phyllis Schlafly. Ni William F. Buckley con Gore Vidal, cuando este llamó a Buckley criptonazi por justificar la brutalidad policial y el otro replicó: "Escúcheme, maricón, deje de llamarme criptonazi o le daré un puñetazo en su maldita cara".

Lo peor de todo esto (para dar más alpiste a la astracanada) es que por las palabras de JJ se popularizara en Twitter el hashtag #RojoyMaricon. Y que todo el mundo lea Rajoy Maricón. En este encierro dan velas al más inesperado.

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