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Rosa Belmonte

Refunfuñar con silenciador

Algunos celebran los 20 años de Titanic, pero también celebra aniversario otra película. Una buena. 'Dos en la carretera' cumple 50.

Algunos celebran los 20 años de Titanic, pero también celebra aniversario otra película. Una buena. 'Dos en la carretera' cumple 50.
Audrey Hepburn y Albert Finney | Archivo

Como los jovencitos están celebrando los 20 años de Titanic (hasta con libros), me he tenido que elegir otra película con aniversario. Una buena. Una de 1967. Dos en la carretera tiene 50 años. Se estrenó en España el 16 de octubre de 1967, aunque se había visto antes en el Festival de San Sebastián. Si hay programas de televisión anticonceptivos (Supernanny, Hermano mayor), Dos en la carretera es una invitación a no casarse. Es el más amargo retrato de la vida en pareja. En un viaje de Londres a la Riviera, Joanna y Mark reviven el comienzo de su relación (esto bien), los primeros años de matrimonio y sus infidelidades. Porque se vuelven cadenas lo que fueron cintas blancas, que escribió Manuel Alejandro y Rocío Jurado cantó mejor que nadie. 12 años y una narración no lineal que funciona como un trueno. Joanna y Mark han cambiado. Cambia la ropa, cambian los coches, cambian ellos. O se mandan a tomar por saco o se aceptan. Vemos el mismo viaje a lo largo de los años. Se querían más cuando hacían autostop que cuando conducen el Mercedes descapotable (un 230 propiedad de Stanley Donen). "Matrimonio es cuando la mujer pide al marido que se quite el pijama… para lavarlo", ironiza el guión de Frederic Raphael. Tiene unos diálogos que son puñales. "A ver si dejas de refunfuñar". "No he dicho una palabra". "Hija, que uses silenciador no quiere decir que no refunfuñes". Stanley Kubrick tiró de Frederic Raphael para adaptar el Relato soñado de Arthur Schnitzler y componer los diálogos matrimoniales en Eyes Wide Shut.

Stanley Donen no quería a nadie más que a Audrey Hepburn para interpretar a Joanna. La actriz tuvo algún recelo al principio pero cuando leyó el guión completo se tiró de cabeza a esa película que le había parecido demasiado moderna. El director de Cantando bajo la lluvia había trabajado con ella en Una cara con ángel y en Charada. Es verdad que cuando Hepburn dejó la película porque estaba embarazada, Donen pensó en Julie Christie, pero Hepburn volvió después de sufrir un aborto. Para el papel de Mark sí que quería a Paul Newman, que lo rechazó. Tony Curtis se ofreció, pero 20th Century-Fox prefirió contratar a Albert Finney. Michael Caine también estuvo en la cabeza de alguien.

William H. Macy cuenta que cuando era joven y le ofrecían un papel preguntaba (o se preguntaba) de manera pedante qué tenía que ver ese personaje con el ser humano. Con los años, empezó a preguntar cuánto iba a cobrar. Y ahora lo primero que pregunta es si se tiene que mojar. Esto último parece ser que era lo más importante para Audrey Hepburn. Tenía miedo y la escena en la que Mark lanza a Joanna al agua tuvo que rodarse con buceadores que la salvaran. Fueron una pesadilla para Donen porque se veían. Aunque no era ahí donde Audrey decía los tacos (damn y bastard, por ejemplo)

La música es de Henry Mancini, que siempre ha dicho que aunque fue la partitura más difícil de su carrera, también era su favorita.

Dos en la carretera tiene un final abierto, ambiguo, quizá feliz. Pero sigue siendo una invitación a no emparejarse. Y, sobre todo, a no viajar con niños. Claro que es una película anticonceptiva. Esa Ruthy Manchester (Gabrielle Middleton) con la que viajan a Grecia hasta que se cansan sólo es superada por la pérfida Rosalie Wells (Veronica Cartwright) de La calumnia. Vale, el Damien de ‘La profecía’ es peor. Pero es el anticristo. Ruthy le puede tocar a cualquiera.

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