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Juan Manuel González

'Liga de la Justicia' lava la cara a Superman y Batman

'Liga de la Justicia' supone un notable cambio en el espíritu de las películas DC. ¿Mejor o peor? Ustedes eligen.

'Liga de la Justicia' supone un notable cambio en el espíritu de las películas DC. ¿Mejor o peor? Ustedes eligen.
Liga de la Justicia | WB

Quienes hayan seguido de cerca el devenir del universo DC Comics en el cine se percatarán de las novedades que aporta esta Liga de la Justicia desde el primer segundo de metraje. Para empezar, una melodía heroica y optimista obra de Danny Elfman, y no Hans Zimmer, adorna el comienzo del filme de Zack Snyder. Y sí, hemos dicho heroica y optimista. Snyder, que El Hombre de Acero y Batman v Superman trató de ejecutar aproximaciones oscuras y adultas al mundo del cómic de superhéroes, ha debido recibir un buen tirón de orejas del estudio a la hora de acometer éste, su tercer filme en la gigantesca franquicia, tras las malas críticas y el descontento de los fans con las dos citadas. Desgraciadamente, Liga de la Justicia también es su título más impersonal.

¿Significa eso que esta Liga de la Justicia sea un desastre? No apostaría mi dinero (aquí, al fin y al cabo, tienen a un sujeto que apreció en su justa medida la denostada Batman v Superman) pero, desde luego, no. Las menos de dos amenas (y ruidosas) horas del filme no se perciben como una narración problemática, sobre todo si a uno no le interesó lo que contaban las entregas previas. Lo que sí es, eso seguro, es el filme más ligero, entretenido y breve de todas las adaptaciones superheroicas de Warner realizadas desde su puesta de largo en El Hombre de Acero. Que esto sea suficiente o no es su elección como espectadores.

Lo que sí es, eso seguro, es un producto de varias mentes además de la del propio Snyder. Fundamentalmente de un estudio que ha impuesto un filme de dos horas de duración justas. Y después, de Joss Whedon, autor de Los Vengadores I y II y miembro destacado hasta hace poco de la distinguida competencia de Marvel Studios, que fue convocado para rehacer en torno a un 20% del filme además de hacerse cargo de gran parte de la postproducción (por un fatídico suceso familiar, Snyder y su esposa, la productora Deborah Snyder, se retiraron del filme allá por el mes de mayo), tiene que ser por algo. Y demostrarse en algo, fundamentalmente en un par de secuencias de diálogo bien orquestadas (casi las únicas que tiene el filme) y los abundantes golpes de humor que adornan el filme. Les garantizo que la entrada tras las bambalinas de Geoff Johns, guionista DC e incuestionablemente experimentado con los personajes, debe también tener mucho que ver en este cambio de tono.

Probablemente obligado a corregir gran parte de su visión original (aunque también de manera relativamente justificada por la historia), y por tanto de gran parte de los conflictos éticos, morales e íntimos de los superhombres de las películas previas (BvS plasmaba los problemas tanto de identidad como de percepción pública de ambos héroes) Snyder ejecuta una simple diversión sin disculpas que funciona perfectamente como blockbuster de acción constante y con un buen trabajo a la hora de lograr la química entre los muchos personajes... aunque sin guión o historia de ningún tipo. Hay, no obstante, al menos dos momentos a lo largo del filme que simbolizan perfectamente este cambio de marchas ejecutado por el estudio tras la muy notable Wonder Woman, y que reflejan cierta amargura al respecto. En un momento dado del que no revelaremos nada más, una imagen de Jonathan Kent (Kevin Costner) cae al agua para, quizá, perderse para siempre. En otra, Bruce Wayne (Ben Affleck) espeta a su mayordomo Alfred que "ya no tengo que reconocer el mundo, tengo que salvarlo".

Entiéndanlo como un paso en la buena dirección, o como una claudicación absoluta de la industria a algo en ocasiones casi peor, el fanboy que denostó Batman v Superman, un filme que no hace sino ganar en visionados posteriores, e hizo todo el ruido en las redes para demostrarlo. Lo que ustedes quieran, pero Liga de la Justicia carece de esa intensidad, de esa angustia en ocasiones deslavazada y excesiva, y sobre todo -y extrañamente- del primor visual de Snyder, que realiza aquí una película de factura más dinámica y menos abotargada, aunque también menos atrayente y preciosista. La más funcional, si quieren.

Donde Liga de la Justicia sí triunfa, y lo hace con nota, es a la hora de trasladar el carisma de unos personajes míticos e inalcanzables. Pese a mal dirigidos, tanto Gal Gadot (sobre todo) como Ben Affleck (actuando como siempre, es decir, mal, pero con una presencia como Batman incuestionable) y Henry Cavill, a quien le ha tocado lidiar con un guión plano que maltrata a su Superman, están fenomenales en todo momento. El filme se esfuerza en ser divertido y trasladar un espíritu reconfortante y optimista, sin disculpas, para ver en pantalla a estos héroes y otros tantos más en acción. Y lo consigue. Liga de la Justicia es, por ello, un filme menos reiterativo, pero más simple y ligero, entregado a la simple reunión del equipo y la eliminación de una amenaza. Una aventura de sábado por la mañana (o por la tarde) perfecta para consumir con palomitas y en familia... pero no la engrasada conclusión a los conflictos del esbozo de Snyder.

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