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Rosa Belmonte

La primera Simone Biles

No digo que las mujeres no sean hijas de puta y puedan maltratar como cualquiera. Pero en los abusos sexuales ganan los hombres.

No digo que las mujeres no sean hijas de puta y puedan maltratar como cualquiera. Pero en los abusos sexuales ganan los hombres.
Larry Nassar escucha el testimonio de una de sus víctimas durante el juicio | EFE

El documental Gimnasta A. El médico depredador (Netflix) no es gran cosa. Aunque reúna cosas tan atractivas como la gimnasia femenina y los abusos sexuales (lo mismo tengo que explicar que lo que me parece atractivo es la denuncia y el señalamiento de los babosos delincuentes y quienes lo consintieron). Quizá un documental sobre las víctimas de los abusos de Larry Nassar, médico de la Federación de Gimnasia de EE UU, que ya está en chirona, se quede un poco viejo. Además, ya había uno (Dr. Nassar: el caso del equipo de Gimnasia de EE UU, HBO).

Gimnasta A tiene el testimonio de Jennifer Sey, gimnasta en los 80, y productora del documental (ya había escrito un libro) y la investigación periodística. Pero parece que ha sido importante. Ahora las gimnastas británicas, tras ver el documental, denuncian los abusos de entrenadores durante años. En ese sentido sí es interesante la producción, como lo fue, en algo mucho más banal, que TVE pusiera Caravana de mujeres. Algo que provoca cosas.

Bajo el hashtag #gymnastalliance se leen todo tipo de atropellos. Que te obliguen a entrenar lesionada, que te griten, que te golpeen, que haya un maltrato mental, que te humillen por el peso (a saber qué consideraban estar gorda). Una de las atletas británicas llegó a pedir la dimisión de la presidenta de la federación porque sabía lo que pasaba. Aly Raisman, la más conocida de las víctimas de Nassar, las ha aplaudido.

Volviendo a EEUU, Terry Gran, antiguo entrenador de USA Gymnastics, fue detenido hace unos días en Las Vegas acusado de "actos lujuriosos" con al menos tres menores. Este tipo había sido suspendido por el máximo organismo de la gimnasia estadounidense en 2019. Entrenó en Las Vegas de 2009 a 2015. Se le acusa de abusos contra una gimnasta de 14 años en el Brown’s Gymnastics de Las Vegas. Gray había trabajado con Mary Lee Tracy, seleccionadora estadounidense en los Juegos de Sidney 2000 en Cincinnatti. Entrenó a Allysa Beckerman, que fue suplente y a Morgan White, que fue seleccionada para la cita pero tuvo que renunciar por una lesión en un pie. Al pájaro este le puede caer cadena perpetua.

Por supuesto, nada de esto es nuevo. La legendaria Olga Korbut contó que había sido una "esclava sexual" de su entrenador, Renald Knish. Y que otras gimnastas soviéticas eran obligadas a acostarse con sus preparadores. Korbut ganaría dos medallas de oro en Munich a los 15 años. Y poco antes de los Juegos, el fauno fue a su habitación con una botella de coñac, la obligó a beber y a muchas más cosas. Contaba que Knish entrenaba gimnastas pero también "doncellas personales". Nunca hemos supuesto un tratamiento versallesco a las gimnastas. Tampoco a Nadia Comaneci por parte de Bela Karoly (el rancho Karoly también es un tema en el documental Gimnasta A: los Karoly han entrenado a Comaneci y a Mary Lou Retton y son el camino desde Estados Unidos a los Juegos).

La portada del último número de Vogue América es para Simone Biles, la más grande gimnasta, hombre o mujer, de todos los tiempos (es verdad que el sistema de puntuación es ahora distinto de la época de Comaneci y su diez en Montreal). No sé si es la primera mujer que sale en la portada de espaldas. Pero qué espaldas. Como ella decía tras su triunfo en Río, no es la siguiente Usain Bolt o Michael Phelps, es la primera Simone Biles. Simone Biles tiene unas 30 medallas. Y Simone Biles sufrió los abusos de Nassar, aunque al principio no lo asumiera. La historia de Larry Nassar estalló tres semanas después de que acabaran los Juegos de Río con la primera pieza publicada por el Indianapolis Star, donde dos antiguas gimnastas denunciaban el abuso sexual.

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Simone Biles durante una de sus pruebas. | EFE

Ante el tribunal de Michigan

El asunto siguió durante un año y medio, pero al principio, muchas gimnastas, Biles incluida, no tenían muy claro lo que les había pasado. A Nassar lo detuvieron a finales de 2016 por pornografía infantil. En febrero, tres gimnastas fueron a 60 Minutes a contar lo que les había hecho, marranadas que hacía pasar por procedimientos médicos. Procedimientos médicos como meter dedos en la vagina. Biles seguía manteniendo que a ella no le había pasado. La gimnasta acabó reconociéndolo en enero de 2018 después de que su amiga Maggie Nichols contara su historia a la prensa. Biles decía, bueno, he tenido el mismo tratamiento, pero como sabía que otras compañeras lo habían pasado peor, minimizaba lo que a ella le pasó. Hizo una declaración un día antes de la impactante declaración de otras gimnastas en el tribunal de Michigan.

La pobre Simone Biles no sólo sufrió el abuso sexual sino que al suspenderse los Juegos de Tokio, vio que tenía que estar un año más en USA Gymnastic. Ha sido muy crítica tanto con la federación como con el comité olímpico estadounidense y forma parte de un grupo de 140 deportistas que han denunciado a las dos organizaciones. Nassar cumple una cadena perpetua por abusar de docenas de gimnastas (aunque se estima que pudieron ser más de 350) y 60 años por pornografía infantil.

No digo que las mujeres no sean hijas de puta y puedan maltratar como cualquiera. Pero en los abusos sexuales ganan los hombres. Que contraten mujeres. Porque es mejor ir al rancho Neverland que a los Juegos Olímpicos.

Moscú. 1974. Primer episodio de la tercera temporada de Killing Eve. Una gimnasta (Dasha, interpretada de mayor por Harriet Walter) está entrenando en las barras asimétricas y el entrenador le dice toda clase de perrerías. Luego va al vestuario y la besa. Suponemos que es un comportamiento normal, rutinario. Y ella le da tal paliza que lo deja medio muerto. O muerto. Ahí vemos vengadas a todas las gimnastas. Luego se hace asesina.

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