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Nadal muestra el camino

Primer punto para España tras el cómodo triunfo de Rafael Nadal sobre Juan Mónaco en tres sets en apenas dos horas y veintiséis minutos.

Las dudas generadas en una de las rodillas de Rafa Nadal, junto a las goteras aparecidas en el Estadio de La Cartuja esta misma mañana, marcaron las horas previas al partido, queja argentina incluida. Sin embargo, a eso de las doce ya brillaba el sol sobre Sevilla, y no hubo porque temer por retraso de ningún tipo, aunque lo de la gotera suene un poco a chapuza para la organización.

Como espoleado por la nutrida afición sudamericana en Sevilla, Mónaco arrancó el partido valiente, subiendo a la red a la más mínima oportunidad. Pero ya en el primer juego hubo de salvar tres bolas de break de un Nadal que le rompería el saque en el tercer juego. Fue el comienzo de una exhibición de la superioridad del manacorí, que en cuarenta y seis había liquidado con seis juegos consecutivos la resistencia de Mónaco en el primer set (6-1).

La lógica relajación tras el primer parcial hizo aparición en el juego de Nadal en el arranque del segundo. El balear tuvo que salvar un cuarenta iguales con su primer servicio, y vio como su amigo argentino le superaba en el segundo juego. Sin embargo, uno de esos puntos imposibles del, para muchos, mejor deportista español de la historia, levantó de sus asientos incluso a los muchos argentinos que poblaban La Cartuja, y fue la pasarela perfecta para una nueva ruptura del español en el cuarto juego del segundo set.

Tras afianzar su servicio, con 4-1 en el tanteador, el camino hacia el primer punto de la final parecía cada vez más despejado. Y más aún lo estuvo cuando, con su habitual banana-shot, Nadal volvía a romper el servicio de Mónaco en el siguiente juego con saque del actual número 26 del mundo. Así las cosas, poco después ya era un hecho el 6-1 del segundo set. La superioridad del seis veces ganador de Roland Garros sobre la arcilla sevillana era tan patente que las caras del animoso público argentino empezaban a ser un poema, quizá esperando una reacción de los suyos en el Ferrer-Del Potro.

Pareció repetirse la historia. Nadal arrancó con algún problema en el tercer set, lo que Mónaco aprovechó para apretar el servicio del balear. Eso sí, el Pico no llegó nunca a disponer de bola de break. Pase a ello, que Mónaco se situara con 2-1 arriba enardeció a la hinchada albiceleste.

Pero Nadal devolvió rápido las cosas a la normalidad. Igualó a dos y, con el servició de su rival, logró un nuevo break cerrando el juego con uno de esos puntos que pasan a la historia, tras el que Mónaco acabó revolcado sobre la tierra de pura impotencia. Ahí empezó a terminarse el partido, pues Nadal puso de inmediato el 4-2. Fue el momento en el que Juan Mónaco hincó definitivamente la rodilla ante el rey de la tierra batida. El camino hacia la quinta ensaladera de plata ya está marcado.

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