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Luis Enrique vuelve a estar cuestionado tras la masacre arbitral de Florencia

La mala situación en la tabla y la pobre imagen ofrecida ante rivales de entidad ponen a Luis Enrique en peligro.

La Roma ocupa el octavo puesto de la clasificación italiana y ya está a diez puntos de los puestos Champions, principal objetivo de la temporada. El conjunto que dirige Luis Enrique cayó el domingo con estrépito en Florencia perjudicado gravemente por la actuación arbitral de Dalmato.

El colegiado decretó, en el minuto 15, penalti y expulsión de Juan en una jugada muy dudosa, por ser generosos, sobre Jovetic que cambió el partido. La Fiorentina no desaprovechó la ocasión y se marchó con dos goles de ventaja al descanso. En la segunda, el exmadridista Fernando Gago también se fue a los vestuarios antes de tiempo por doble amarilla y, en los últimos minutos, Bojan Krkic vio la primera roja en Italia al salvar sobre la línea un gol de la Fiorentina.

Pese a los tres expulsados, la resaca que ha dejado la derrota en la capital de Italia es muy amarga. El cuadro capitalino no ha logrado una sola victoria esta temporada ante ningún rival de entidad. Cayó en el derbi ante la Lazio tras cinco triunfos consecutivos en enfrentamientos de máxima rivalidad, perdió ante el Milan en el Olímpico y no pudo con Udinese y Fiorentina a domicilio.

El equipo juega bien al fútbol, pero no transforma su superioridad en goles y acaba por ceder muchos puntos debido a los errores defensivos. Con Burdisso lesionado de gravedad, Heinze y Kjaer asumen las labores defensivas con escaso éxito y condenan al equipo jornada tras jornada.

A su llegada a Roma, Luis Enrique desmentía una posible dimisión porque siente "la confianza de la sociedad". Aún así, el técnico reconoce que se encuentra "mal", pero cree que el equipo todavía le sigue, por ello, seguirá peleando para sacar adelante el proyecto.

El próximo lunes Luis Enrique afrontará un math ball. La Roma se enfrentará a la Juventus de Turín, líder de la clasificación. Una derrota podría provocar la ira de los tifosi, cada vez más escépticos con su entrenador.

Además, el vestuario empieza a abandonar las tesis del asturiano y el mal rollo es palpable. Osvaldo agredió a Lamela tras el partido de Udine, lo que le ha valido diez días de suspensión, decisión avalada por el técnico. Todo empieza a volverse en contra del técnico, que solo cuenta con el apoto de Thomas Di Benedetto, el dueño. Veremos cuánto dura ese sustento.

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