Silva y Villa, los deseados por el madridismo, pasaron inadvertidos en el Bernabéu
El Real Madrid logró un merecido triunfo (2-0) ante el Valencia en un partido marcado por el morbo de ver a David Silva y David Villa en el estadio Santiago Bernabéu. Pero ambos pasaron inadvertidos debido, sobre todo, al flojo encuentro realizado por el equipo de Unai Emery.
El Valencia realizó un mal partido en el Bernabéu, aunque si habría que salvar a alguien de la quema sería a Silva. El canario, una de las piedras angulares para el proyecto blanco de la próxima temporada, tuvo en sus botas la mejor oportunidad del Valencia en todo el partido al lanzar un disparo a la cruceta en la segunda mitad. Pero el buen momento por el que atraviesa David Silva no tuvo continuidad el domingo por la noche en el Bernabéu.
Era un día especial para Silva y también para Villa. Para el canario, porque se sentía el centro de atención. El asturiano, por demostrar que sigue estando entre los mejores goleadores del mundo. Ninguno tuvo su mejor noche. Las mejores acciones del Valencia nacieron de la conexión de ambos. Tienen una complicidad especial sobre el césped. Pero sus intentos se estrellaron en la defensa madridista.
A Villa le esperaba el férreo marcaje de un íntimo amigo como Raúl Albiol. Se conocen tan bien que el madridista fue una lapa cada vez que recibió de espaldas. No dudó en frenarlo con falta antes de que se girase y armase su disparo. Sin recibir cartulina amarilla hasta en los minutos finales. Una cartulina que le impedirá jugar en Zaragoza la próxima jornada liguera. Más libertad de movimiento tuvo Silva, pero no la aprovechó. En la primera jugada que apareció, a los dos minutos, ya demostró después de un eslalon que no estaría acertado en el pase.
A los siete minutos Villa no encontró puerta con un remate de tacón a pase de Juan Mata, un ex madridista que volvía al Bernabéu como César Sánchez. El portero se ganó por su comportamiento los silbidos de la que fue su afición, con la que en su momento más recordado celebró una Copa de Europa en la que tuvo protagonismo -la octava- jugando de titular y lesionándose para dejar su puesto a Iker Casillas, que le robó protagonismo con paradas salvadoras.
Villa chutó contra la defensa del Real Madrid en cinco ocasiones. Nunca se lo pensó cuando recibió pero no hizo trabajar a Iker Casillas. Silva, fuera del partido, tenía guardada una sorpresa cuando el partido marchaba con un gol de ventaja para el conjunto local. En el minuto 72 soltó un latigazo a 30 metros de la portería, que repelió la cruceta con fuerza. No brilló ante la que, en breve, puede ser su nueva afición.
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