Una reducción de los precios del cuarenta por ciento en un alto porcentaje de las localidades de la costa española, fundamentalmente Cataluña, la Costa del Sol y buena parte de la provincia de Cádiz, no solamente no es exagerada sino que tampoco es suficiente. En cuanto a los alquileres, basta ver cuanto tiempo tardan en alquilarse pisos en barrios céntricos de Madrid o de Barcelona, si pasan de los 2.000 euros/mes: superan generalmente los seis meses, e incluso bastante más. En los últimos meses , sencillamente no se alquilan, cuando hasta poco antes del verano, en un barrio como el centro de Madrid (Chueca, Cortes, Justicia) no encontrabas nada mínimamente atractivo por menos de 3.000/mes y por debajo de dos mil todo era pura caca. Todo lo cual es muy lógico si pensamos que el precio de venta de las viviendas se ha dividido, realmente, por dos. Los alquileres no pueden subir cuando la propiedad se desploma.

Los vendedores de pisos siguen sin querer reconocer la realidad, con lo que se perjudican a ellos mismos y al resto de la economía. Ahora intentan alquilar porque no consiguen vender, pero mientras no bajen claramente lo sprecios no venderán. No hay tanta gente queriendo vivir de alquiler como para ocupar todos los pisos que están a la venta y no se venden. Cuando pase un tiempo verán que tampoco consiguen alquilarlos. Los que menos dinero perderán serán los que antes bajen los precios.