LD (Luis F. Quintero) El Gobierno ha tenido que rescatar Caja Castilla la Mancha. La primera intervención pública de una entidad financiera desde 1993 cuando el Gobierno de Felipe González entró en Banesto. La decisión se tomó el pasado domingo. La información llegó con cuentagotas y a través de Noticias Cuatro. Ni siquiera los servicios de comunicación del Banco de España sabía de la operación, lo máximo que supieron confirmar fue la reunión que mantenían los directivos de la institución con Juan Pablo Hernández Moltó, presidente de CCM.
Los responsables de la operación, en cambio, filtraron toda la información, incluída la convocatoria del consejo extraordinario de ministros, a Javier Ruiz, el subdirector de los servicios informativos de Noticias Cuatro. El mismo que recibió de Carlos Arenillas un dossier contra Francisco González en el intento de asalto al BBVA. Aquel vértice de la "triangulación perturbadora" que denunció Manuel Conthe cuando presentó su dimisión como presidente de la CNMV en el tramo final del asalto a Endesa denunciando la ingerencia de Miguel Sebastián y Arenillas en la operación.
Además, este movimiento del Ejecutivo se produce cuando la entidad manchega se afanaba por ajustar sus cuentas para facilitar su fusión con Unicaja, que insistía en oponerse a la operación hasta conocer el "agujero financiero" de CCM. Minutos antes de conocerse la intervención por parte del Banco de España, las agencias informaban de que CCM estaba tratando de ajustar sus provisiones para allanar el camino a Unicaja.
Teniendo en cuenta que la decisión se toma un domingo, que no se comunica formalmente, que obliga a convocar un consejo extraordinario de ministros y que se produce en plenas negociaciones con Unicaja para una posible operación de fusión, no es de extrañar que el mensaje de tranquilidad que quiso lanzar Pedro Solbes resulte de lo más sorprendente. El vicepresidente económico no tuvo ningún problema en repetir que, pese a esta intervención, el sistema financiero español "sigue siendo sólido" y descartó más intervenciones. En cualquier caso, advirtió de que "el sistema financiero no es inmune a la crisis".
Una "solidez" de la que alardea Zapatero desde hace tiempo y que le llevó a presumir de músculo financiero en Nueva York hace sólo unos meses, el pasado septiembre. En cambio, la realidad es bien distinta. Tal y como recoge la página de análisis económico (RGE Monitor) mundial del experto economista Nouriel Roubini, las alertas sobre la debilidad de nuestro sistema financiero llevan levantándose desde hace meses. Incluso antes de los alardes de fortaleza económica que profirió Zapatero en Nueva York, donde llegó a decir que Francia o Italia nos tenían envidia.
Las luces de alarma sobre la "solidez" de nuestro sistema financiero
Y es que, según recoge este prestigioso equipo de análisis, las alertas sobre el sistema financiero español se remontan nada más y nada menos que a octubre de 2007. Ya entonces, numerosos expertos advertían que el crecimiento de la inversión inmobiliaria en países como Irlanda o España (que alcanzaba cifras de hasta el 20% del PIB) no se había visto en ningún otro país de la OCDE salvo Japón. Lo que se traduce en que, una caída de los precios de la vivienda vendría asociada a una dura y prolongada caída en la demanda interna.
De hecho, tal y como avanzó LD en febrero de 2008, las provisiones de la banca española eran ya entonces insuficientes para afrontar el estallido de la burbuja inmobiliaria. Así, según el advertía el Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana (OCE), si la morosidad volviera a los niveles medios del período 1997-1999 las provisiones de los bancos serían insuficientes. Y si alcanzara el 6%, la media del 92 al 96, los créditos dudosos ascenderían a 123.850 millones de euros, el 12% del PIB.
Más adelante, a comienzos de verano del año pasado, las cajas de ahorro españolas ya contemplaban la posibilidad de que el índice de la morosidad se disparase hasta el 3% en 2009. Unas previsiones que se verían superadas meses después. El Banco de España ya prevé un escenario a finales de este año en el que la tasa de morosidad de las entidades financieras alcance el 9%. Que ya se pronosticara una morosidad del 3% en verano de 2008 implicaba un extraordinario repunte de casi el 300% de tasa de morosidad en pocos meses, lo que hacía preveer una fuerte contracción del crédito. Otra alerta que el Ejecutivo no quiso o no supo ver.
También en verano de 2008, analistas del Financial Times advertían del alto volumen de endeudamiento del modelo inmobiliario en España. Un negocio que había experimentado un extraordinario crecimiento y que había conducido a las entidades financieras españolas a prestar a las inmobiliarias y constructoras más de 300.000 millones de euros. El problema es que, según aquellos analistas, el modelo de negocio no podría seguir funcionando en el entorno que vivía el mercado aquellos días. Otra advertencia a la que el Ejecutivo restó importancia.
Pocas fechas después, el 14 de julio de 2008, Martinsa-Fadesa, una de las mayores inmobiliarias del país, presentaba suspensión de pagos. Martinsa-Fadesa se vió obligada a entrar en suspensión de pagos al no lograr refinanciar una deuda que superaba ya los 5.000 millones. Presionada por los acreedores, la compañía trató sin éxito de obtener un crédito del ICO de 150 millones de euros, que el Gobierno le había prometido. Aquella mañana, la CNMV suspendía de cotización a la inmobiliaria cuando ésta se precipitaba más de un 25%.
En agosto del año pasado Morgan Stanley hacía una seria advertencia al sistema financiero español. Según sus previsiones, el ratio de morosidad de las constructoras e inmobiliarias se dispararía hasta cerca del 15% haciendo desaparecer, por completo, los ingresos de 2009. Ya en agosto de 2008, poco después de que Zapatero accediese a calificar la situación económica como "crisis", Morgan Stanley advertía que el sistema financiero español estaba demasiado expuesto al estallido de la burbuja inmobiliaria. Lo que ponía en serio peligro los fondos propios de las entidades financieras.
También en agosto, los analistas internacionales examinaban el sistema financiero español y advertían que sólo aquellas entidades con orientación más internacional sobrevivirían a la contracción de crédito. En el análisis explicaban que las entidades españolas sobrellevaban la crisis mejor que las americanas o las europeas porque podían sacar activos fuera de balance, porque habían provisionado bien durante el ciclo expansivo –por orden del Banco de España- y porque tenían fácil acceso a las dotaciones de liquidez del Banco Central Europeo. En cambio, según advertían estos analistas, el volumen de "créditos incobrables", ponía en serio riesgo a una gran cantidad de entidades en nuestro país.
En esas mismas fechas, el banco francés BNP-Paribas advertía de que las instituciones financieras españolas serían de las más afectadas por la contracción en los mercados de bonos. La razón, el gran volumen de titulización de créditos dudosos que aglutinaba el sistema español. Además, desde que el crédito comenzó a contraerse, los bancos españoles aumentaron su participación en las subastas de liquidez del Banco Central Europeo.
Poco después, el Gobierno de Zapatero aprobó por decreto el llamado Plan Solbes, que avalaba a los bancos, y aprobaba un rescate de hasta 50.000 millones de euros para la compra de activos tóxicos. También aumentaba la garantía de los depósitos de los ahorradores de los 20.000 euros hasta 100.000 euros.
Ya en enero de 2009, el Banco de España estaba negociando con los bancos nacionales para ajustar los balances de 2008 a fin de evitar resultados catastróficos. En Febrero, el propio BNP advertía de que el sistema bancario español estaba demasiado expuesto a la crisis de la construcción y ponía el acento en las cajas. La intervención de CCM ha sido la primera constatación de la crisis bancaria en España, cuyas alertas se suceden desde finales de 2007.